miércoles, 20 de julio de 2016

MEMORIAS DE UNA DRAGG QUEEN DE PUEBLO (Regalos de reyes, karma y sustos)

REGALOS DE REYES, KARMA Y SUSTOS

        Después de estarme casi toda la semana a base de zumos de naranja y limón, aspirinas, sopitas de pollo y arroz a consecuencia de la gripe. La idea de conocer a mis futuros suegros en plena salida del armario de mi novio, me hacía perder totalmente el sueño.
        Mirarlo dormir, como hacía con mi otro amante, Hikaru, hacía que irremediablemente los comparase. A nivel sexual no había comparación posible, Álvaro, nunca y por mucho que se esforzase, estaría a la altura de Hikaru. Pero tenía un gran punto a su favor: no era un incompetente dominante. No soporto a los hombres que se forman una idea sexual a partir de sus fantasías masturbatorias y te las imponen en la cama aunque a ti te desagraden. 
        A Álvaro lo podría definir como un aprendiz inquieto. Tenía sus ideas preconcebidas sobre el sexo, pero estaba totalmente abierto a probar cualquier propuesta que viniese por mi parte. Lo que lo hacía muy divertido ya que a mí el rollo profesor–alumno siempre me ha atraído muchísimo (funcionase en la dirección que funcionase).
        A nivel de atención, los dos se parecían muchísimo, eran atentos en extremo. El altísimo nivel de atención pasional de Hikaru estaba intrínsecamente unido a una relación que tenía un final marcado. Podía permitírselo, ya que no lo obligaba a nada más, después de la fecha marcada. A otro nivel, me sorprendía el contraste entre la ternura casi infantil de Álvaro y con su pre-claridad de ideas racionales a nivel de pareja, que, pretende que sea duradera.
        Y sobre todo: aquello que hacía de Álvaro el hombre de mi vida, había venido a mí para quedarse.
        Lo abracé e intente dormirme.
        El día de Reyes llegó. Solucionados los problemas de la noche anterior. Al despertar nos dimos un beso y nos intercambiamos un regalo. Los dos nos sorprendimos. En realidad estábamos preparando el regalo para el otro como una sorpresa y no concebíamos que el otro también pudiera estar haciendo lo mismo (aunque, verdaderamente, me habría cabreado muchísimo que yo me quedase sin regalo de Reyes, vamos, aunque fuese una chorrada del bazar de todo a 100).
        Los dos coincidimos en el regalo. A Álvaro le encantaba la colonia que yo solía usar, “Esencia de Loewe”, y desde que vivíamos juntos la usaba siempre, hasta el punto de casi agotarla. Así que le compre una botella grande para que él también pudiese usarla a discreción. Y él, sintiéndose culpable por arrasar con mi colonia, también me había comprado una. Nos reímos muchísimo y acabamos retozando sobre la cama hasta que nos entró hambre.
        Más tarde, mientras desayunábamos, decidí contarle a Álvaro lo que había hecho el día anterior. Movido quizás por el remordimiento. –Ayer me dijiste que si tenía alguna cosa importante que decirte te lo contara antes de que te enterases por otro lado.- Le dije mientras le servía el café.
        -Sí, y me reafirmo en ello.- Contesto mirándome a los ojos.
        -Vale, pues ayer hice algo de lo que ahora no me siento excesivamente orgulloso.- Álvaro me miraba con una expresión en plan ¡suéltalo ya! con las manos abiertas. -Después de que Verónica destrozase las cosas de Dragg Issis y pisotease tu trabajo, decidí que ya le había aguantado bastantes tonterías y le conté a “La Cuca” cuál es su trabajo. Aparte del que hace en el PACHA, claro.-
        -No te habrás atrevido.- Me estaba mirando con la mandíbula desencajada.
        -Sí, le solté la bomba y me fui.- Le dije con tono de arrepentimiento.
        No pudo contestarme. En ese momento Miquel aporreaba la puerta con tal fuerza que creía que la iba a tirar al suelo. Tal y como era habitual en él, entro en tromba y se sentó junto a mi chico robándole media madalena que tenía en la mesa. Le ofrecí café y me vacío la cafetera. Hice más café. Álvaro lo miraba con la misma cara de sorprendido que ponía siempre que irrumpía de ese modo.
        -Lo siento pelirrojo, pero hoy no me pones… Porque hace cuatro días que estoy liado con un chico.- Nos confesó eufórico.
        -Vaya. Y ¿Cómo ha sido eso?- Le preguntamos los dos a la vez.
        -Pues nada… nos buscábamos y nos encontramos.- Añadió, mientras parecía que le salían chispitas de los ojos.
        Se tomó la enorme taza de café de un trago y cogió una madalena mientras se levantaba para irse.
        -Me voy, que ya llego diez minutos tarde a mi turno.- Ya en el pasillo, se giró y nos dijo: -Por cierto, esta noche os invito a cenar. A las nueve en el BRAVISSIMO. Mirad de ser puntuales, que solo me dan una hora para la cena en el POMELO’S.- Y siguió por el pasillo dando saltitos delante de mí cantando: -Cena de parejitas… cena de parejitas.-
        Hacía una mañana radiante y yo ya me encontraba mucho mejor, así que decidimos tomarnos nuestro primer día de vacaciones real desde que empezamos las vacaciones, haciendo algo fuera de casa los dos juntos durante todo el día. Después de prepararnos para cualquier contingencia. Mientras nos subimos a su coche, le dije a Álvaro: -Quiero que me lleves a ver algo bonito.-
        Puso en marcha su Peugeot 206 y no paro hasta Banyoles, un pueblo que está a unos treinta kilometros de Girona. Antes de llegar, se metió por un camino casi rural y siguió hasta que llegó a un recinto vallado con un local parecido a un bar al lado. Ese sitio estaba perdido donde Cristo perdió las zapatillas. El recinto a la primera impresión parecía un vertedero de metal o algo parecido a un centro de reciclaje de materiales metálicos. Entramos en el bar, que estaba atendido por una pareja de chicos jóvenes, muy, pero que muy alternativos (lo digo básicamente por las enormes rastas que llevaban los dos), y Álvaro les pregunto cuál era el sistema  que debíamos de seguir para visitar el bosque. Mientras hablaba con ellos yo cogí uno de los muchos panfletos que estaban distribuidos por el bar y adiviné donde estábamos.
        -¡Me ha traído al Bosque de Can Ginebreda!- De golpe estaba encantadísimo. Hacía mucho tiempo que deseaba verlo pero en cada intento de visitarlo o me había perdido o no lo había conseguido localizar.
        El bosque erótico de Can Ginebreda es la exposición al aire libre del artista Xicu Cabanyes. Había visto muchos reportajes televisivos sobre él y leído muchos artículos de prensa que lo ponían por las nubes. Me sentí feliz y orgulloso de mi chico, por haber acertado en una cosa así. -Un punto más para ti.- Pensé.
       Durante lo que quedaba de la mañana y todo el medio día, recorrimos los senderos plagados de esculturas monumentales con sugerentes formas, entre vulvas, pechos y penes que crecían entre frondosos pinos, encinas y robles. Fue fantástico. Hice miles de fotos de todos los ángulos y formas. A las tres, cuando terminamos el circuito nos dimos cuenta de que el restaurante estaba muy concurrido (teniendo en cuenta que estaba perdido en medio de la nada). Consultamos la lista de precios y viendo que era muy asequible decidimos almorzar allí.
        Serían las cuatro y media cuando dejamos el lugar, dudando entre si hacer una visita al casco antiguo de Girona o regresar a Palamós. La brusca bajada de las temperaturas sumadas a un par de estornudos por mi parte, nos convenció de que por un día y en mis condiciones ya habíamos hecho muchísimos excesos. Y en una horita estábamos de nuevo en mi calentita casita de Palamós. Ya en casa, mientras nos poníamos cómodos en el sofá. Me di cuenta al ver la mochila con los maquillajes de Dragg Issis, que el sobre con el dinero de Hikaru aún estaba allí dentro. -¡Mierda! Como no coloque en algún sitio seguro ese pastizal, mañana lo volveré a pasear de nuevo por el PACHA.- La verdad, ya había tenido suficientes disgustos con ese tema y quería zanjarlo cuanto antes.
        A las nueve menos diez llegábamos al BRAVISSIMO, era el típico restaurante italiano pensado para los turistas: mucha pizza, algún plato de pasta y pocos postres. Pertenecía al mismo propietario que el POMELO’S, por lo que casi todos los empleados cenaban o comían allí. Ya que, tal y como me contó Miquel, les hacían el 50% de descuento del precio de la carta. Lo único que lo hacía mínimamente interesante, era que tenían una muy buena carta de ensaladas y un tiramisú casero excelente.
        Nos recibió Sofía, la encargada. Por lo visto ya estaba sobre aviso, y nos acompañó a la mesa que nos estaba reservada. Cinco minutos después, mientras nos entreteníamos con unas olivas y un poquito de embutido que nos habían puesto de aperitivo, apareció en la barra Draco, el portero del ANARKO. Era un hombre enorme, de unos treinta años, con la cabeza rapada y todo el cuerpo lleno de tatuajes, incluso en la cabeza. Tenía fama de tener muy malas pulgas y de ser muy violento. Por eso, cuando nos miró y se dirigió directamente hacia nosotros me temí lo peor. –Joder… “La Cuca” ha pillado un cabreo de cojones y nos ha enviado a este matón para que me parta la cara.- Pensaba mientras creía que me orinaría encima. 
        Se acercó, tomó asiento y se presentó: -Soy Draco.- Nos dijo con una voz muy potente.
        -Yo soy Álvaro, y este es…- No pudo acabar la frase porque Draco le interrumpió.
         -Se quién es. Por cierto, muy feo lo que le hiciste ayer al Javi.- Dijo mientras me miraba a los ojos y yo creía que me iba a desmayar en cualquier momento.
        Justo en ese instante apareció Miquel, se sentó al lado del enorme portero y le dio un morreo en toda la boca. -Que os parece el pedazo de hombre que me he pillado.- Nos dijo. Mientras, yo no sabía si salir corriendo o empezar a respirar aliviado.
        Pedimos la comida rápido, porque el tiempo del que disponían Miquel y Draco era limitado. Reponiéndonos de la sorpresa inicial, descubrimos a la versión Gay de la Bella y la Bestia (en este caso debería llamarse La Maricona y el Bruto). Draco nos contó que “La Cuca” se había quedado muy hecho polvo después de mi actuación (llamémoslo así) de la noche de Reyes. Entre Javi y Verónica las cosas iban fatal y esa información sin duda precipitaría lo peor. Miquel estaba muy sorprendido por el valor que había demostrado yendo a contarle el chisme directamente al principal interesado. Aunque el portero dudaba de la bondad de mi acto. En el ANARKO, sin duda, eran muy corporativistas. 
        Tenía un poco de experiencia en el mundo del sadomasoquismo y el bondage. Pero a partir de mis conocimientos, me era totalmente imposible ubicarlos en alguna de las categorías de amos y esclavos, o dominantes y dominados. -Al final resultará que solo son dos gais de lo más común que se atraen.- Pensé. Dejando esa opinión en cuarentena para posteriores análisis.
        El tiempo se les echó encima y sin poder tomar postre se fueron de nuevo a sus respectivos trabajos. Quedamos en la mesa Álvaro y yo pidiendo el postre.
        -Hay que reconocer que con Miquel, aburrida la vida no es.- Dijo mi chico mientras apilaba las cartas de postre.
        -Pues yo casi me meo encima.- Dije con tono de alivio. –Creía que ese matón venía a partirme la cara, de parte de “La Cuca” y Verónica.-
        -Aaaah, eso siempre es lo que sucede cuando haces las cosas por rencor. El karma siempre te devuelve la putadita de algún modo.- Me soltó mi acompañante con tonito de autosuficiencia.
        -¡DIOS! Como el karma me devuelva todo en lo que me he entrometido estas últimas semanas, seguro que me atropella un avión.- Le dije sonriendo a Álvaro, mientras la camarera nos tomaba nota de los postres.
        Nos tomamos un tiramisú cada uno y un carajillo de Bailey’s. Junto con la cuenta pagada por nuestro anfitrión, nos invitaron a un chupito de Limonchello. Después, tranquilamente, nos fuimos a tomar un coctel de la mano de Miquel en el POMELO’S. Era viernes. Festividad de Reyes Magos y queríamos aprovechar la noche un poco. Ya que el sábado no podríamos salir de fiesta, porque yo estaría trabajando en el PACHA. 
        Le propuse a Álvaro que el sábado saliese con sus amigas, así no tendría que estar pendiente de mí toda la noche. Accedió, pero en vez de irse a otro local con sus amigas, lo que decidió, fue que se las traería al PACHA. La idea le entusiasmó. -¡Joder! Ahora además de mi chico voy a tener que estar pendiente de unas cuantas mariliendres.-
        El día de Reyes pasó y a todo el mundo le quedo un regalito. El problema era que, en ese momento, ninguno de los que formaban el extraño grupo de mi entorno podría, ni tan siquiera imaginar, la cantidad de veneno que podría contener en su interior.


        Posdata:
        Vive al día, disfruta de cada momento como si fuese el último. Porque puede que lo sea.










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