viernes, 30 de diciembre de 2016

MEMORIAS DE UNA DRAGG QUEEN DE PUEBLO (Sueño, café y bronca)

SUEÑO, CAFÉ Y BRONCA.

       -No es justoo…-  Se lamentaba Álvaro cuando sonó el despertador a las seis y media. Estábamos los dos con una resaca de caballo percherón y habiendo dormido tan solo tres horas. No había ninguna duda: ese lunes sería durísimo para los dos.
        Dos tazas de café y dos aspirinas después, nos desplazábamos con mi FIAT punto de color lagarto hacia la fábrica. -Que ascazo de día será hoy.- Seguía lamentándose mi novio pelirrojo mientras entrabamos en la sala de descanso. -Que te apuestas a que el director se ha tomado el día libre.- Añadió.
        Tedio, aburrimiento, sueño. Mi cerebro solo procesaba estos conceptos durante toda la mañana mientras chequeaba una selección de los últimos aparatos fabricados el viernes. Faltaban quince minutos para las diez cuando apareció Yolanda por la puerta. -Te reclaman en personal.- Me dijo con tono de total indiferencia.
        -Mierda, necesitaré otro café si quiero aguantar una reunión con Vanessa.- Pensé, así que, de camino a la sección de personal hice un pequeño rodeo y me pasé por la sala de descanso para tomarme una buena dosis de cafeína extra.
        Llovía, y no me apetecía hacer los trescientos metros que había entre las tres naves pisando charcos, por lo que, en vez de ir por la calle atravesé las tres naves por los departamentos de fabricación. Me di cuenta de la tranquilidad de la que disfrutaba en mi zona del almacén, pues el ruido de la maquinaria de las cadenas de montaje se me antojaba espantosamente penetrante. -¿Cómo puede alguien llegar a acostumbrarse a semejante ruido?-
        La empresa ya producía al cien por cien y todas las secciones de fabricación funcionaban más o menos como el mecanismo de un reloj, aunque tenía la extraña sensación de que todo podría desmontarse en cualquier momento. Era como la sensación de calma que precede siempre a la tempestad. Después de cruzar las tres naves llegué al edificio de administración. Al entrar por la puerta de servicio tropecé con un enorme barreño de plástico que contenía multitud de paraguas de todos los colores. Me presenté a la chica de recepción. -Ya está aquí su visita, Sr. Yamahaka.- Dijo la chica por el interfono mientras me invitaba a seguirla hacia la sección de despachos de dirección.
        -Vaya, Álvaro se equivocaba. El gran jefe amarillo sí que ha venido a trabajar.- Reía mentalmente mientras pasábamos por delante de la muñeca de porcelana expuesta como si se tratara de la joya de la corona presidiendo la antesala de espera entre los despachos de dirección y la sala de reuniones. -¿Reunión con dirección? ¿Creía que era con Vanessa con quien tenía que hablar?- Pensé cuando me hizo entrar en el despacho de un súper resacoso Markus-Hiro.
        -Buenos días.- Dijo un ojeroso director general. La verdad es que detrás de esas ojeras resacosas aún se percibían esos ojazos verdes que me fascinaban. -¿Cómo lo haces?- Me preguntó el japonés rubio.
        -¿Cómo hago el que?- Respondí con otra pregunta.
        -¿Cómo lo haces para que no se te note la resaca ni la falta de sueño?- Añadió.
        -Jajajajjaja…- Me reí. –Tengo la misma cara que tú, solo que yo dispongo de maquillaje de profesional.-
        -Pero… si no parece que estés maquillado, solo se te ve… perfecto.- Se sorprendió el directivo japonés.
        -Cuando aprendía para trabajar de modelo, mi profesora de maquillaje siempre decía: “El mejor maquillaje es aquel que te hace ser perfecto sin que parezca que vayas maquillado.- Le contesté. -Y yo uso uno que taparía hasta una hernia discal.-
        -Tendrás que enseñarme a usar eso, me avergüenza muchísimo aparecer por el trabajo con esta cara.- Me parecía que mi jefe se iba por las ramas… o, podría ser, que estaba deliberadamente ligando conmigo.
        -Perdona… pero ¿Me has hecho llamar para hablar de maquillaje?- Sonó un poco cortante, pero, no tenía ninguna intención de ponerme a tontear con el hijo de Hikaru.
        -¡AH, SI!... es que siempre se me van las cosas de la cabeza cuando hablo contigo.- Dijo cambiando el tono de voz. -Me hablaste de un problema de calidad hace varias semanas y quería preguntarte si aún persistía o lo habías podido resolver.-
        -Ya está resuelto, la verdad es que tu consejo me ayudó muchísimo.- Le dije orgulloso, aunque notaba cierta ansiedad en su tono de voz.
        -Tengo curiosidad, hace tres semanas que me informan de que el defecto ya no se produce y me gustaría saber cómo lo resolviste.- Dijo como si se estuviera liberando de un secreto nacional.
        -Un momento… ¿Tú estabas al tanto de que se estaba produciendo ese defecto de calidad?- En ese momento si me pinchan, en vez de sangre me sacaban mayonesa.
        -Claro, cuando vi el estado de caos en que estaba sumida la empresa, hice que se pusiese todo el producto acabado en cuarentena. Haciéndolo revisar según los estándares de control de calidad de la casa madre. No quería que se entregase ni un solo producto defectuoso a las empresas distribuidoras.- Dijo demostrando una gran confianza en sí mismo. –Tengo a un equipo de quince operarios chequeando todo lo que producimos en un almacén de la sección de ventas de Barcelona.- Mientras, yo lo miraba con la cara medio desencajada.
        -Pero… no entiendo nada, ¿no habría sido mejor aplicar ese protocolo aquí desde el primer momento?- Mi cara empezaba a parecer un signo de interrogación.
        -La mayoría de las veces, la única forma de hacer que aflore la incompetencia es dejándola que se muestre tal y como es.- Dijo Klaus con tono solemne.
        -Ya… pero, esto le habrá costado muchísimo dinero a la empresa.- Dije abatido.
        -En realidad lo que le está costando muchísimo dinero a la empresa es esa maldita obstinación de todos los cargos intermedios en aplicar pautas de trabajo y control poco eficientes y la negativa a aceptar como modo de trabajo la eficiencia propuesta por la casa Madre.- El Director General estaba en racha. -Es evidente que en esta empresa hay un exceso de incompetencia, y me he propuesto hacer que aflore del todo para poder erradicarla.- Añadió. -Y ahora, por favor, me contarás todo el proceso que seguiste para solucionar el problema que había con los rayazos de los embellecedores cromados.-
        Durante una hora y media le estuve explicando a Klaus-Hiro todas las dificultades que tuve con Yolanda para poder solucionar el problema de los embellecedores. No me corte y le conté también la obsesión de mi jefa en ningunear todos los informes que le pasaba. Toda la situación me recordaba al último día que estuve con Hikaru Yamahaka, cuando le informé de la situación de la empresa. Por un momento reconocí en Klaus el temperamento y la personalidad de Hikaru.
        Eran casi las doce cuando salí de las oficinas de dirección, al regresar a mi sección descubrí que había una furgoneta de gran tamaño descargando cajas y paquetes en mi zona de trabajo, amontonándolos en la pared de al fondo. Me molestaba que se usase mi sección como de almacén de trastos, aunque intenté no darle excesiva importancia y seguí con mi trabajo.
        Poco después de que descargasen el último paquete Yolanda entró en tromba, su cara reflejaba su verdadero rostro, el que tenía antes de que empezase a fingir falsa empatía, es decir: odio profundo hacia mi persona. -¿Qué sabes tú de todo esto?- Me inquirió gritándome.
        -No tengo ni idea de qué coño es esto, y sinceramente, no me gusta nada que usen mi zona de trabajo como almacén de trastos.- Le dije haciendo evidente mi malestar. -¿Se puede saber quién ha ordenado que pongan esto aquí?- Añadí.
        -Todo esto lo envía el nuevo director.- Contestó Yolanda.
        De golpe y porrazo fue como si todo el café que había tomado durante la mañana me hiciese efecto en el mismo momento. -¿Qué pretendía hacer Klaus? ¿A qué se refería cuando decía que quería que toda la incompetencia aflorase de golpe?- Durante el resto de mi jornada laboral no pude evitar el estar todo el tiempo controlando las treinta y seis cajas y paquetes que tenía amontonados frente a mí, en la pared.
        A las cinco de la tarde y de regreso a casa, Álvaro se quedó completamente dormido en el asiento del copiloto. -Pobre.- Pensé. -Sin duda ha tenido un día de perros entre la resaca y el sueño.-
        Ya en casa, aunque me estaba cayendo de sueño, me forcé a mantenerme despierto, intentando que Álvaro no se quedase dormido en el sofá, lo último que quería era hacer una siesta de dos o tres horas y después no poder conciliar el sueño hasta las tres o las cuatro de la madrugada. Aguantamos hasta las nueve, que caímos rendidos en la cama hasta que la estridencia del despertador nos despertó a las seis y media.
        Y, al llegar a la mañana siguiente a mi sección, después del café, la charla con las mosqueteras y la gimnasia japonesa, me encontré con la gran sorpresa: habían desembalado los paquetes y por encima de mi mesa de trabajo están esparcidos unos treinta aparatos. Absolutamente todos tenían el mismo defecto: un arañazo profundo en el embellecedor frontal cromado.
       -¡Mierda!- Pensé. –Pues no nos hemos librado del marrón. Vamos, de hecho, lo tenemos encima del todo.- No sabía qué hacer. La verdad era que no podía trabajar porque mi sección estaba completamente invadida, y todo hacía presuponer que la cosa no quedaría en un desfile de encargados haciendo el paseíllo viendo cómo la habían cagado. Dudaba entre irme a buscar a alguien que explicase que estaba sucediendo o coger asiento para poder ver en primera fila el show cuando empezase. Al poco rato entró Álvaro y se quedó mirando el espectáculo con cara de pavor. -Han reunido a todos los encargados en la oficina de producción y les están metiendo una bronca monumental.- Dijo con la voz entrecortada.
        -Pues ya ves, y aquí tienes el motivo principal.- Le dije mostrándole los aparatos esparcidos sobre la mesa. -Si quieres un consejo, lárgate de aquí y escóndete a chequear lo que sea en cualquier agujero donde no te encuentren, aquí va ha haber ración de mierda para todo el mundo.- Le dije a mi novio mientras lo abrazaba y lo invitaba a irse.
        -¿De qué cantidad de aparatos estamos hablando?- Me preguntó antes de salir.
        -Por lo bajo unos ocho mil, aunque creo que pueden ser mas.- Le contesté.
        -¡Ostia Puta!- Grito mi chico mientras se alejaba agitando los brazos y las manos.
        Me quedé esperando casi una hora, serían las nueve y cuarto cuando apareció Klaus por la puerta de mi sección, lo miré con cara de sorpresa. -¿También hay ración de bronca para mí?- Le pregunté con tono desafiante.
        -Por ahora no.- Me dijo riéndose. -Me comentaste que tienes copia de todos los informes que entregaste a tu superior.-Añadió.
        -Sí, y los resguardos de recibo del documento.- Le contesté.
        -Fantástico.- Dijo relamiéndose, como un león que acecha a su víctima. -Procura tenerlos cerca cuando la reunión se traslade a aquí.-
        Salí a toda velocidad de la nave del almacén y me dirigí a mi coche, de hecho guardaba toda esa documentación en el maletero, en ningún momento me había atrevido a dejar la carpeta con los informes y los recibos en el interior de la fábrica. Regresé abrazando la carpeta como si mi vida dependiese de su contenido.
        Cuando entré de nuevo en mi sección descubrí que la bronca-reunión se estaba trasladando allí. Yolanda y los demás jefes de producción y fabricación, estaban quejándose del porqué de la presión a la que los acababan de someter mientras entraban los directivos japoneses. Al verme los mandos intermedios me miraron con cara de odio.
        -Después de la reunión que acabamos de tener, alguno de ustedes puede darme alguna explicación del porqué de esto.- Dijo el Sr. Fukada, uno de los nuevos directivos japoneses señalando a los aparatos que estaban sobre mi mesa de trabajo. Mientras, Klaus observaba la acción desde la puerta. El profundo rayazo era muy evidente en cada aparato, y en caso de que no fuesen capaces de verlo, lo habían marcado con un topo rojo.
        -¿Todo este escándalo es por unos arañazos en unos cuantos aparatos?- Contestó una Yolanda que se estaba envalentonando por momentos.
        -¿Unos cuantos?- contestó el japonés mirándola con cara de estar profundamente molesto. -¿Considera usted poco nueve mil cuatrocientos treinta y siete aparatos? Hasta el momento.- Al oír eso la cara de la jefa de control de calidad se desencajo de golpe.
        -Pe… pero, ¿Cómo ha podido suceder eso?- Contestó una Yolanda en evidente situación de pánico.
        -Dígamelo usted, se supone que su trabajo es evitar que esto suceda.- En ese momento Klaus acababa de tomar el control de la situación.
        -Solo puedo decir que se han seguido escrupulosamente todos los protocolos de control de calidad establecidos, y en ninguna inspección se ha detectado ese defecto.- Dijo mi jefa defendiéndose con uñas y dientes.
        -No es eso lo que a mí me consta.- La cara del director general estaba perdiendo por momentos toda facción de amabilidad y empezaba a reconocer en el hijo de Hikaru el mismo temperamento de hombre con poder que tenía el inspector de calidad del que yo había sido amante.
        Me descubrí en mitad de un duelo totalmente desigual, en el momento en que yo abriese esa carpeta, mi jefa quedaría relegada a una incompetente y farsante de la peor calaña. Y lo peor de todo era que, aunque yo quisiera evitarle esa humillación me sería totalmente imposible, Klaus-Hiro tenía absolutamente toda la información y Yolanda había renunciado a ella cuando en su soberbia decidió ningunear todos mis informes.
        No voy a recrear la situación que se vivió después de que abriese la carpeta y el equipo de japoneses obligase a mi jefa a leer todos mis informes delante de los demás cargos intermedios y directivos españoles. Personalmente lo encontré excesivamente denigrante. Por muy mal que se hubiese comportado mi superiora conmigo no se merecía que la utilizasen de cabeza de turco para poner en vereda al resto de los orgullosos e incompetentes encargados. El espectáculo duró casi dos horas. Fueron dos horas de vejación continuada hasta el hastío, ejecutada y acumulada con avaricia sobre Yolanda y repartida después a partes iguales entre el resto de los participantes en esa repugnante reunión. Si el mestizo japonés rubio deseaba imponerse y poner de rodillas a toda la empresa le había salido redondo, a partir de ese momento no habría en la fábrica ningún empleado español que no lo odiase y temiese por igual.
        Por la tarde le tocó el turno a Andrea y al resto del comité de empresa. En una tensa reunión, intentaron defender lo indefendible. Pero el volumen económico de la enorme cagada de mi superiora les impedía cualquier tipo de defensa corporativa.
        A las cinco, durante el camino de vuelta a casa, Álvaro no se atrevía ni a mirarme a la cara. -¿Ha valido la pena?- Me preguntó.
        -No, a ti no te lo permito, absolutamente todos me consideran responsable de todo este terremoto, y que te quede claro: yo no le he preparado ninguna trampa a nadie, ellos solos han caído de pie en la trampa que les preparó Klaus. Yo solo he hecho mi trabajo: chequear aparatos y presentar informes.- Mi novio no me contestó, siguió con la cabeza baja todo el trayecto hasta casa.
        Durante toda la tarde, por más que intentaba hablar del tema, Álvaro se negó en redondo a hablarme. Nos fuimos a dormir y la situación seguía igual. -No me lo puedo creer, mañana es San Valentín y nosotros estamos en todo lo contrario del amor.-


        Posdata:
        Cuidado con los deseos que le pides al Cosmos… puede que el dios del Kaos te los conceda.




viernes, 16 de diciembre de 2016

MEMORIAS DE UNA DRAGG QUEEN DE PUEBLO (Fragmentos del diario de un directivo japonés)


FRAGMENTOS DEL DIARIO DE UN DIRECTIVO JAPONÉS.


        08-12-1994.- Después de meses luchando para adquirir las acciones del grupo YUKY, he llegado a la conclusión de que el esfuerzo realizado no merece la pena, una vez visto lo pobre del resultado final de toda la operación.
        11.00 am.- Reunión con Himekame para ultimar los flecos del viaje de control al centro de producción en España. Después almuerzo con el Doctor Ukemawa. Los análisis indican que todo sigue igual en mi estado de salud.  A las 7.00 pm me traslado al Aeropuerto internacional de Narita. Vuelo a las 8.30 pm.
        09-12-1994.- Tras una escala en Londres hemos llegado a Barcelona a las 8.40 am (hora local). Tengo cierto jet-lag, han sido diecinueve horas de vuelo y no he conseguido administrar el sueño para que mi cuerpo llegase fresco al horario de llegada.
        He sido recibido por la dirección del equipo de la sección de ventas y distribución de la sección europea. Después de asearme en el hotel donde pasaremos esta noche, he participado en el desayuno-reunión donde se nos ha entregado informe detallado de todas las quejas referentes a la calidad del producto fabricado en la factoría local.
        Una vez decidido el sistema de proceder, se ha solicitado un operario de apoyo de la sección más eficiente de la empresa. A partir de ese supuesto, yo personalmente realizaré un chequeo de control de calidad estándar mientras el resto del equipo recaba información sobre proveedores y materiales.
        Se nos ha ofrecido un almuerzo al estilo de la cocina local. Este país tiene una carne excelente y la cocinan de maravilla. Por la tarde nos han ofrecido un circuito turístico por la ciudad y una cena en un reconocido restaurante llamado “Les 7 Portes”. Después se nos ha ofrecido asistir a una fiesta privada pero he declinado la invitación, me siento excesivamente cansado.
        10-12-1994.- A las 11.00 am nos hemos reunido todo el equipo para concentrarnos en el vestíbulo del hotel. La empresa local nos ha hecho llegar dos coches para que nos trasladen a Girona, hemos decidido hacerlos esperar y tomarnos unas horas para recorrer el centro de esta maravillosa ciudad y almorzar en uno de sus famosos bares de tapas. Mis compañeros necesitan muchísimo café, conozco como pueden ser de duras las fiestas privadas que organizan nuestros directivos.
        6.00 pm. Hemos sido instalados en el mejor hotel de la ciudad. No me gusta nada la actitud del directivo español que nos ha recibido. Es sospechosa y excesivamente solícito y atento. No me inspira nada de confianza. Después de pedirle varios informes se ha negado a proporcionármelos con la excusa de que al ser fin de semana no hay nadie en la empresa a quien encargárselos (intolerable).
        A las 12.00 pm, después de cenar en un muy buen restaurante, hemos sido trasladados a lo que me ha parecido un burdel de carretera. El local es muy correcto, con mucha seguridad y han puesto a nuestro servicio a las mejores chicas (supongo que algunas habrán venido expresamente para nosotros, no creo que esas mujeres que hablan japonés tan fluidamente trabajen habitualmente en ese local). Estoy molesto con la actitud del directivo español que ha organizado nuestra velada, no me gusta su actitud dominante y su continuo ofrecimiento a conseguirnos cualquier vicio legal o ilegal que deseemos. Tengo la sensación de que desean cubrir sus errores agasajándonos en exceso.
        11-12-1994.- 1.30 am. No me siento a gusto en el sitio donde estamos. He hablado en inglés con la chica joven que se me esta insinuando para preguntarle si conoce algún otro sitio por la zona donde podamos trasladar la fiesta. Me ha recomendado un local que se llama PACHA. He propuesto trasladar la fiesta allí, la cara de molestia que se le ha puesto al directivo español me confirma que, sin duda, será una buena decisión.
        Desde el primer momento el directivo español ha evitado que nos mezclemos con el resto de los clientes que abarrotan el local, trasladándonos a una zona privada donde varios camareros nos sirven todo lo que pedimos. Este espacio es una especie de balcón que permite ver todo el local, ha sido una buena elección, la música me gusta y hay varios artistas que realizan espectáculo. Me ha llamado mucho la atención uno de los artistas, viste algo parecido a un kimono femenino en azul y rojo. Ha realizado un Shirabyōshi casi perfecto, con la dificultad incluida de hacerlo sobre esos altísimos zapatos que llevan. He preguntado a la chica con la que hablo si conoce algo del show que acababa de presenciar y me ha contado en un tono un poco despectivo que son Dragg Queens, algo parecido a hombres que se visten de mujer para actuar (la explicación me ha recordado un poco al teatro kabuki). He pedido conocer al artista.
        El artista ha resultado ser un chico joven encantador, habla inglés, así que he prescindido de los servicios de la prostituta que me acompañaba. No se parece a ninguno de los chicos que he conocido en los últimos veinte años, no se me ha acercado a mí por interés, soy más bien yo el que tiene un interés morboso en él. No actúa para nada como los chicos que se prostituyen en los hoteles de lujo, que se limitan a escucharte y ofrecerte lo que deseas. Con el artista he podido mantener una conversación de tú a tú, y esto es algo que no he hecho nunca. Deseo saber hasta dónde puede llegar esta relación, así que voy a proponerle que me acompañe al hotel esta noche.
        No me esperaba que mostrase la inseguridad que ha demostrado hacia mí cuando le he propuesto que pasásemos la noche juntos, contrasta con la seguridad que demuestra en el escenario, donde lo presiento como un gran profesional. He intentado evitar el tratarlo como los profesionales del sexo a los que estoy acostumbrado. Sin duda es alguien acostumbrado a disfrutar del sexo con desconocidos, pues no se me ha negado a ninguna de las posturas sexuales que le he propuesto, accediendo a absolutamente todos mis deseos. Ha sido increíble, no había disfrutado tanto del sexo sin complejos en mi vida.
        5.00 pm. Me he sorprendido a mí mismo al verme despertando abrazado al joven artista, incluso después de la tremenda sesión de sexo de hace apenas unas horas, se ha excitado enormemente solo con sentir mis caricias. He descubierto que su excitación hacia mí me produce una morbosidad muy fuerte. Hemos hecho el amor apasionadamente de nuevo y después he decidido compensarle su dedicación invitándolo a comer en el mismo restaurante que nos llevaron los directivos españoles, la experiencia ha sido completamente distinta y extremadamente placentera. Solo deseo volver a llevarlo a la habitación del hotel para poder acariciarlo y poseerlo de nuevo.  En un arrebato le he propuesto que sea mi amante por el tiempo que esté en la zona. Curiosamente ha accedido con una condición extraña. Se me hace difícil entender que alguien como mi artista no sea un personaje bohemio, y tenga que trabajar a diario en una empresa en horario estándar.
        12-12-1994.- 6.30 am. Cuando he despertado, el chico artista ya no estaba. He tenido un sentimiento de soledad que solo recuerdo haberlo tenido después de la muerte de mi esposa. No me gusta este sentimiento. Deseo que el chico cumpla su promesa y aparezca a las 9.00 pm. Tal y como hemos quedado. Tengo un día muy duro, tendremos que repasar los protocolos de calidad de la fábrica. Espero que mis colegas de inspección estén más serenos y despejados que yo, pues me es del todo imposible sacarme de la cabeza a mi joven artista.
        2.00 pm. Llevo toda la mañana como ausente. Solo puedo pensar en el joven de anoche y en nuestra próxima cita. He podido excusarme ante mis colegas y los directivos españoles con la excusa del jet-lag, pero de seguir así, creo que pronto será muy evidente mi falta de concentración en la tarea que se me ha encomendado. No hago más que pensar en el tipo de trabajo que debe hacer alguien de su sensibilidad artística y en cómo puedo hacerlo para poder impresionarlo esta noche.
        8.00 pm. Como pareció interesado en la cultura japonesa en la conversación que tuvimos. He solicitado de manera privada el spa del hotel durante tres horas, para poder mostrarle aunque sea de manera superficial el mundo de los samuráis con una pequeña lección de Kendo. Además podremos usar la sauna y el yacusi. La espera se me ha hecho eterna.
        Ha llegado puntual. Yo estaba en el gimnasio practicando algunos movimientos de Kendo. Nos hemos saludado cordialmente y he tenido que contenerme para no abalanzarme sobre él allí mismo. Me ha excitado vestirlo con el kendogi y el hakama, acariciándolo mientras le corregía las posturas básicas de ataque y defensa. Cuando la espera se me ha hecho insoportable lo he invitado a desnudarnos y usar la sauna. El ver al joven tan excitado no he podido contenerme y he explotado poseyéndolo de manera violenta en la sauna, me ha preocupado la posibilidad de haberlo lastimado con mi irrefrenable lujuria.
        Como un favor especial, la cocina del hotel me ha conseguido un servicio de makizushi y nigirizushi, acompañado con una botella de sake. Ha sido divertido ver a mi artista desenvolverse con los palillos y los boles. Curiosamente me ha comentado que le han cambiado los horarios en la empresa multinacional japonesa donde trabaja y podrá acompañarme en la cama hasta las siete de la mañana. No creo que en la zona haya muchas franquicias japonesas, así que tengo la sospecha de que posiblemente sea un asalariado de nuestra filial en la zona. No me preocupa excesivamente. Trabajan más de 500 españoles en la factoría, las posibilidades de coincidir son muy remotas, y aun así creo que este joven sería lo suficientemente discreto como para no ponernos a los dos en evidencia.
        13-12-1994.- 7.00 am. Creo que podría acostumbrarme a despertar abrazado a este joven. Me ha gustado mucho el ducharnos juntos y desayunar, antes de que se fuese a toda prisa a su puesto de trabajo. De manera puntual me he reunido con mis colegas y nos hemos trasladado a la fábrica para empezar, ahora de manera efectiva, la inspección de producto acabado.
        Me he llevado una desagradable sorpresa cuando el único directivo que hablaba inglés me ha presentado al operario que había solicitado como soporte a mi inspección, y ha resultado ser mi joven artista. Me he encontrado frente a frente con mi amante en la misma sala. Aunque la expresión de terror y sorpresa que había en su cara me ha tranquilizado. Dado lo inapropiado de la situación me ha propuesto el pedir a otro operario, cosa a la que me he negado. En un extraño giro del destino, la fortuna me ha premiado con poder estar cerca de mi objeto del deseo no solo durante la noche, sino también durante el día. Hemos acordado el ser profesionales durante nuestra coincidencia en la factoría y dedicarnos solo a los asuntos de nuestro trabajo.
        La inspección está resultando un perfecto desastre. La mayoría del producto acabado tiene algún defecto de consideración grave. Si los directivos españoles deseaban demostrar que sus modificaciones en el protocolo de producción eran eficientes, lo han hecho muy, pero que muy mal. Durante las cinco horas de la mañana he reunido suficiente producto acabado defectuoso como para retirar del mercado toda la producción de los últimos meses. Después de hablar con mi colega el Sr. Hikamasha hemos decidido presionar a los directivos y cargos intermedios con la típica reunión bronca. Me ha sabido mal porque mi amante ha tenido que ver la faceta más dura de mi condición de empresario exigente con sus subordinados. A las 5.00 pm. Cuando ha sonado la sirena del final de la jornada laboral, mi joven artista, como si la reunión no tuviese nada que ver con él, se ha despedido y ha abandonado la sala, pasando por delante de toda esa pandilla de españoles que me miraban acobardados y eran incapaces de contestar a ninguna de mis preguntas sobre calidad.
        He decidido compensar a mi amante por el mal trago que le había hecho pasar por la tarde y lo he esperado a que llegase en el hall de la recepción. En el coche alquilado con conductor y de camino al restaurante que me había sugerido el director del hotel, me he disculpado por haberle obligado a presenciar mi peor cara. Curiosamente eso no le preocupaba, lo que verdaderamente le preocupaba es el hecho de que le habíamos estado gritando en ingles a unos veinte directivos y cargos intermedios que no entendían absolutamente nada de lo que decíamos. Una vez más este chico conseguía desarmarme con un solo comentario, solo pude reírme a carcajadas ante tan gran revelación y besarle en los labios, de hecho llevaba todo el día deseando hacerlo. Desde ese momento aparqué todo lo referente a mi obligación con la empresa para el día siguiente y me centré en colmar de atenciones a ese joven que me acababa de solucionar gran parte de mi trabajo en el centro de producción.
        Después de hacerle el amor, mi amante se ha quedado profundamente dormido. No sé cuánto tiempo he estado observándolo dormir, estoy empezando a tener sentimientos contradictorios. Aunque en Japón una relación homosexual del tipo que podría mantener con este chico joven no sea un tabú de exclusión social, sí que me podría traer inconvenientes a la hora de imponerme a mis competidores empresariales. No me reconozco, estoy haciendo planes a largo plazo cuando aún no tengo claro cuáles son mis sentimientos hacia este joven.
        14-12-1994.- 7.00 am. Hoy hemos despertado muchísimo más descansados, hemos dormido casi siete horas y nuestros cuerpos lo agradecen. Sigo disfrutando de la compañía y el cuerpo de mi joven artista. Aunque sin duda alguna hoy no lo veré en todo el día, me reconforta el saber que lo tengo cerca de mí, a pocos metros de donde tengo que demostrar mis peores artes y carácter para conseguir que los incompetentes que manejan esta empresa empiecen a funcionar según los protocolos de la empresa madre.
        2.00 pm. Gracias a la información que me entregó mi amante he conseguido poner en evidencia la poca preparación para los cargos que ostentan los directivos españoles. Resulta decepcionante el descubrir que de todos los cargos intermedios y directivos tan solo hay cuatro que podrían leer e interpretar una carta o un E-mail escritos en inglés. Se ha exigido a la dirección un total reciclaje de todos los cargos intermedios, con la exigencia de sustituir a todos aquellos que en menos de seis meses no obtengan un nivel mínimo de conocimientos del idioma.
        Hemos acordado entre la dirección y mis colegas de inspección el realizar un procedimiento similar de adoctrinamiento y exigencias de mejora con las empresas suministradoras de producto semi-acabado y componentes. Mi colega, el Sr. Hikamasha, se ha sorprendido muchísimo al descubrir que el operario de apoyo (mi amante) habla mejor el inglés que la mayoría de los directivos, al pedirle una selección de defectos por origen de fabricación. Curiosamente me he sentido muy satisfecho al oír a mi compañero de inspección alabar las cualidades de mi amante.
        Todo el grupo de inspección hemos sido invitados por la dirección de la empresa a una cena de protocolo a la que no puedo negarme a asistir. Me molesta muchísimo no poder atender como se merece mi amante, he dejado una nota en recepción para que lo hagan instalarse en mi suite y lo agasajen con todo lo que pida. La cena ha sido la típica y aburrida cena de compromiso donde los directivos españoles nos agradecen el maravilloso trabajo que estamos realizando para mejorar la competitividad de la empresa. Al final entre aplausos nos han obsequiado con un reloj suizo de oro como recuerdo de nuestra aportación a la empresa.
        11.45 pm. He llegado al hotel y he descubierto a mi joven artista dormido en el sofá del salón de la suite. He estado un buen rato viéndolo dormir. Me he sentido reconfortado. He decidido que para compensarle mi falta de atención, a la mañana siguiente lo llevaría a cenar al mejor restaurante de la región y le regalaría el reloj de oro como símbolo de lo que estaba empezando a sentir por él. Pero por ahora solo deseo cogerlo en brazos, llevarlo a la cama y hacerle el amor apasionadamente antes de dormirnos.
        15-12-1994.- 7.00 am. Empiezo a odiar este despertador que me obliga a separarme de mi amado. Estoy disfrutando de cada segundo que comparto con él, lamentando el tener que dejarlo partir, aunque solo sea por unos minutos, pues cuando yo llegue a la empresa tendré la certeza de que esta cerca de mí. Hoy organizaremos una reunión de adoctrinamiento a las normativas de la empresa con los encargados de calidad de las distintas empresas que producen componentes para nosotros. Estamos convencidos de que será un meeting muy productivo. Deseo tener a mi joven artista cerca cuando me imponga sobre los demás empleados, quiero que vea en mí al hombre poderoso que puede ponerle el mundo a sus pies.
        2.30 pm. Estamos a punto de empezar la reunión, el Sr. Hikamasha está muy satisfecho del trabajo que ha realizado mi amante, distribuyendo los defectos por empresa de fabricación. Aun así le ha pedido que le explique cómo ha desarrollado su trabajo (más tarde me ha confesado que le divierte mucho el acento especial que tiene su inglés y que por eso le hace hablar aunque no haga falta). Le he pedido a mi joven artista que se quede, con la excusa de que nos aclare alguna duda respecto a su trabajo. En realidad deseo que me vea actuando como alguien con poder.
        El directivo encargado del control de calidad nos hará de intérprete con los enviados de las empresas. La reunión se ha alargado muchísimo, ya que todo lo que decimos se tiene que traducir de manera simultánea a los empleados españoles. Mi amante parece sorprendido con el desarrollo de la reunión, es curioso, pues hoy no ha abandonado la sala al acabar su turno laboral y se ha quedado hasta que ha finalizado la reunión, mucho más tarde de las cinco. Me pregunto si será porque lo he impresionado.
        Esta mañana le he pedido al director del hotel donde nos hospedamos que me reserve una mesa para dos en el mejor restaurante de la cuidad, se ha comprometido a tenerlo todo a punto para las nueve de la noche.
        9.00 pm. He esperado a mi joven artista en el hall de recepción, estoy muy contento con el resultado de la inspección y los cambios que estoy provocando en la empresa, y deseo compartirlo con mi amante, pues parte del éxito se lo debo a la información que me ha ido entregando. El restaurante que me ha buscado el director del hotel tiene unas referencias tremendas, creo que es el sitio ideal para la velada que deseo compartir con él.
        Mi acompañante parece abrumado por lo excesivo de la categoría del restaurante, jejeje cuando descubra el regalo que le tengo preparado se quedara sin palabras. Tal y como pensaba, se ha sentido totalmente superado con el regalo del reloj de oro, he tenido que insistir para que me lo acepte. Cada vez lo deseo más, si no fuese porque mañana tenemos que cumplimentar los informes finales de nuestra actuación en la empresa, le pediría que se quedase todo el día conmigo y que no fuese a trabajar.
        Mientras hacíamos el amor, el ver el reloj en su muñeca me producía una morbosidad especial. Creo que lo siento ya como una parte más de mi mundo. Maldita sea, mañana tendremos que despedirnos y no sé si seré capaz de evitar el proponerle que me acompañe en el viaje de vuelta.
        16-12-1994.- 7.00 am. Para hoy he preparado algo muy especial. Quiero saber cómo se desenvuelve mi amante en el entorno gay, así que para esta noche he preparado una excursión a los locales de ambiente gay de Barcelona. He hecho una lista con las prendas que deseo regalarle y se la he entregado a una de las ayudantes del jefe de personal para que me consiga esos artículos para esta tarde. Estaré todo el día ocupado con las reuniones de conclusiones y los últimos consejos para mejorar la producción en la empresa, después tengo que preparar el informe de actuación y enviarlo al Consejo de Dirección de la Casa Madre en Japón vía E-mail. Pura rutina. Espero poder ver a mi joven artista para poder darle la información para que acuda lo antes posible al hotel.
        5.00 pm. Acabo de despedirme de mi amante como operario de la empresa. Todo ha sido excesivamente correcto. Al estrecharle la mano a la manera occidental, he aprovechado para pasarle discretamente una nota con la invitación para las seis de la tarde. Yo regreso al hotel y lo esperaré allí. Ha llegado muy sofocado, por lo visto ha tenido que aparcar al otro lado de la ciudad y ha venido corriendo. La propuesta de ducharnos juntos me ha desencadenado toda mi libido. Hemos hecho el amor en la ducha y ha sido muy placentero. Después le he entregado varios regalos, que ha desempaquetado como un niño. Parece que mis obsequios le han gustado muchísimo ya que se ha puesto toda la ropa que le he regalado enseguida. Esta bellísimo, parece salido de una ilustración de Mishima Go o Tom de Finlandia. Me excito solo de verlo. He pedido un coche y un chofer para que nos atienda toda la noche, disfruto mucho viendo a mi joven artista pasárselo bien conmigo. Durante toda la noche he dejado que me guie por los locales y sitios que él conoce de Barcelona. Desconocía que hubiese tanta vida nocturna gay en esta ciudad. Hemos recorrido bares y discotecas hasta que, amablemente, nos han invitado a irnos porque estaban a punto de cerrar la última discoteca. De regreso a Girona estábamos tan excitados que no nos hemos podido contener y hemos practicado sexo salvaje en el asiento de atrás del coche. Curiosamente el conductor ni se ha inmutado ante nuestra pasión incontrolada.
        17-12-1994.- 0.15 pm. Mi amante y yo hemos despertado con una tremenda resaca, reconozco que la noche anterior fue memorable. En pocas horas tendremos que separarnos para siempre. Estoy decidido a pedirle que me acompañe a Japón y sea mi amante definitivo. Aunque me preocupa muchísimo el que no pueda adaptarse a vivir en un piso de lujo en una gran ciudad extraña. Antes de proponerle nada quiero estar seguro de que sería capaz de abandonar esta tierra y esta vida sin que le sea traumático. A mi pregunta, sobre a lo que no sería capaz de renunciar de su vida, no me ha dado respuesta. Después de desayunar me ha pedido que le acompañe en su coche, que desea mostrarme algo que es muy importante. El coche de mi joven artista es pequeño e incómodo, pero práctico para ir por estas carreteras rurales. Me ha llevado hasta su pueblo de nacimiento. Todo el pueblo parece parado en otra época más medieval. Después de mostrarme todos los rincones preciosos de la villa, me subió hasta una gran roca que tiene una enorme torre circular en su parte superior. Desde la roca se ve una gran panorámica de la costa, con un gran rio en medio de un valle frondoso y varios castillos en los montes adyacentes, incluso los islotes que se ven en la costa tienen un encanto terriblemente bucólico. Esta ha resultado ser la respuesta a mi pregunta, y me ha quedado completamente claro que este joven sería incapaz de adaptarse a nuestra sociedad. Si lo amo debo dejarlo en libertad.
        6.30 pm. De regreso al hotel, mi amante, me soltado la información bomba, que me ha dejado completamente descolocado. Parece ser que todos los directivos españoles han estado conspirando para ocultarnos toda la información acerca de la descapitalización que llevan realizando desde hace varios años en la empresa, a espaldas de la dirección de la Casa Madre del Japón. Resulta que la elección del operario de apoyo se realizó bajo el pretexto de juntar a dos homosexuales, pretendiendo grabar alguna escena inapropiada sobre mi sexualidad, para poder chantajearme si descubría el fraude. Por lo visto con el total desconocimiento por parte de mi amante, que se dio cuenta del engaño durante la reunión con los supuestos encargados de calidad de las empresas externas. Por lo visto, dichos operarios eran empleados de confianza de la dirección española del turno de noche, haciéndose pasar por técnicos externos. He caído totalmente en la trampa que me han preparado, ya que he enviado un informe alabando todos los cambios que se están realizando en la empresa para adaptarla a los protocolos del Japón. Que estúpido soy. He entrado en cólera y he hecho huir corriendo a quien solo pretendía ayudarme. Tan asustado estaba que se ha dejado la cazadora de piel que le regalé en el sofá. Me siento totalmente abatido.
        7.45 pm. Llevo una hora pensando en cómo solucionar el problema moral que se me ha propuesto. Debo elegir entre hacer lo conveniente o hacer lo correcto. Mis compañeros de inspección esperan que me una a ellos para regresar a Barcelona y tomar el avión de vuelta a Japón. De hecho el avión no saldrá hasta el mediodía del lunes, y no es necesaria mi presencia en Barcelona, ya que el día de mañana nos lo tomaremos de visita en la ciudad.
        8.00 pm. Me he reunido con mis colegas para informarles que me quedare dos noches más en el hotel y que me reuniré con ellos el lunes para tomar el avión de regreso. Se han reído jocosamente, bromeando sobre los motivos que me retienen aquí. He declinado darles explicaciones. Más tarde, en la habitación he repasado toda la información que nos han entregado desde la empresa local, comparándola con la documentación recibida de la empresa madre del Japón. Tengo que reconocer que las diferencias en cuestión de balances son mínimas. El único desfase evidente es el enorme problema con la calidad del producto acabado, cosa que confirmaría todas las sospechas que me ha transmitido mi amante. Desde el hotel no han tenido ningún inconveniente en alargar mi estancia dos noches más. He pedido cena en el servicio de habitaciones para poder repasar más a fondo toda la documentación de la que dispongo.
        18-12-1994.- 3.15 am. Necesito confirmar todas mis sospechas, y solo mi joven artista tiene las respuestas para llenar los huecos que faltan en mi informe. He pedido que me traigan el coche para ir a por él. Por suerte sé dónde encontrarlo. Al llegar a la discoteca me he dado cuenta de que el pobre joven siempre recordaría mi ataque de ira como despedida. Le he pedido al conductor si podría solicitar a los vigilantes de seguridad del local que informasen al artista de mi presencia en el recinto. Durante todo el trayecto he abrazado la cazadora de piel que le regalé. Con las prisas y el estrés de mi enfado se la había dejado en el hotel.
        5.40 am. Mi joven artista querido, ha regresado a mí, entre abrazos y besos, estaba convencido de que me había perdido para siempre y estas dos noches extra le parecen un sueño. No hemos hablado en ningún momento del tema de la empresa, simplemente nos hemos dedicado a amarnos apasionadamente como el primer día que nos conocimos. Saboreo con ansia todos los instantes que estoy junto a él y cada caricia que le doy. Quiero tener una imagen mental de cada rincón de su cuerpo para poder recordarlo a partir de mañana. Sé que no puedo llevármelo de aquí, tampoco deseo que acabe odiándome por obligarle a tomar una mala decisión. Estoy convencido de que si se lo pidiese lo dejaría todo por mí. Pero no lo haré, lo amo demasiado para hacerle tanto daño.
        3.30 pm. Después de almorzar en la habitación, le he pedido que responda a todas mis preguntas sobre todo lo que sabe acerca de la conspiración que se urdió en la empresa. Quiero tener todos los detalles para poder actuar. Sé que haciendo lo correcto mi reputación quedara en entredicho. Pero estoy dispuesto a asumir las consecuencias si con ello me llevo por delante a toda esta manada de mafiosos y conspiradores.
        11.00. No hemos salido del hotel en todo el día, tengo toda la información que necesito, el nuevo informe que preparo será demoledor. Quiero hacer todo lo posible para proteger a mi confidente, y solo puedo hacerlo usando todo mi poder desde Japón. Discretamente he preparado una carta de despedida, junto con todo el dinero que he podido recoger en estas últimas horas. Lamento hacer esto, pero por un momento he creído que el tratarlo como un prostituto hará que me olvide con más facilidad. Quizás me odie un tiempo, pero podrá seguir con su vida cuando me olvide. Deseo que el hecho de haberme conocido no le provoque más problemas de los que ya le ha provocado. Hemos pedido cena y nos hemos despedido, entre abrazos y caricias nos hemos dormido deseando que mañana no llegue.

viernes, 9 de diciembre de 2016

MEMORIAS DE UNA DRAGG QUEEN DE PUEBLO (De Miquel a Klaus-Hiro, ida y vuelta en un solo dia)

DE MIQUEL A KLAUS-HIRO, IDA Y VUELTA EN UN SOLO DIA.


        Era domingo, dos días antes de San Valentín, y acabábamos de descubrir que el chico mestizo rubio era en realidad el hijo de Hikaru Yamahaka.
        Esa noche, sin opción a negarnos, cenaríamos con él. Klaus-Hiro esperaba respuestas y nosotros teníamos muchas preguntas para hacerle. En esta ocasión, la reunión prometía ser menos tensa, al menos por nuestra parte, ya que ahora íbamos con la tranquilidad de no estar lidiando con un amante despechado. Aunque, sinceramente, ignorábamos cuales eran las intenciones del nuevo Director General, ni lo que le habría contado el Sr. Yamahaka a su hijo de la relación que mantuvimos. Realmente se me hacía muy difícil de imaginar a Hikaru como padre de familia, y mucho menos manteniendo una charla con su hijo contándole los pormenores de sus aventuras sexuales con jovencitos.
        Después del reproche que me hizo, al pensar que me había desprendido tan ligeramente del regalo de su padre. Creí que sería oportuno mostrarle el documento que me firmó Vanessa, la nueva jefa de personal, en el que la empresa reconocía que yo les dejaba exponer la dichosa muñeca de porcelana por el periodo en el que yo estuviese contratado. Con la obligatoriedad de devolvérmela en el momento en que fuese despedido o yo decidiese dejar mi empleo. La verdad, es que quería ver la cara de nuestro anfitrión al descubrir que no había renunciado al regalo, y sobretodo, quería cargarme la reputación de Vanessa en el caso de que le hubiese mentido a Klaus en ese tema.
        A las tres del mediodía desayunamos o almorzamos (habría que decidir que comida del día correspondía). Como aun teníamos el chip en posición de “el día menos pensado nos encontraremos de patitas en la calle”, tiramos de congelador y preparamos un delicioso cordero a la salsa de coca cola. Hacía un mediodía genial y el sol daba de lleno en la terraza del patio de casa, así que prudentemente abrigados (estaba soleado, pero el aire era frío), lo preparamos todo para comer fuera y tomar un poco el sol.
        Cuando estábamos a punto de empezar a comer, oímos como aporreaban la puerta del recibidor. -Ese es Miquel.- Dijo Álvaro riéndose. -El día que descubra que a la altura de sus ojos hay un timbre ya nos habrá tirado la puerta al suelo.- Nos reímos mientras iba a abrirle la puerta.
        -A ver niñas. ¿Qué pasa? Ya no nos llamamos ni preparamos barbacoas ni nada de nada.- Dijo entrando en tromba como solía hacer siempre. Me alegró volver a verlo en forma de nuevo, aunque no hubiese recuperado aún el peso que tenía antes de la neumonía.
        -Es que cuando trabajabas en el POMELO’S siempre te teníamos a mano.- Le dije mientras lo veía pasar por delante de mí.
        De la bolsa de supermercado que llevaba, sacó una botella de cava diciendo: -Alegría… Alegría… vamos a celebrar que ya tengo los billetes de avión para Los Ángeles.- Poniendo la botella sobre la mesa del comedor. -No me digáis que ibais a comer, qué inoportuno que soy… ponedme un plato.-
        Acomodamos una silla más y otro servicio y nos dispusimos a almorzar los tres. Mientras comíamos y esperábamos a los postres pusimos la botella de cava en el congelador. Miquel estaba en postura de niño haciéndose pipi, por lo que nos quedó muy claro que tenía un nuevo cotilleo y que se moría por contárnoslo.
        -Allá va, noticia bomba: la Nuria está preñada del negro, y va a tener un mulatito.- Dijo súper emocionado.
        Álvaro y yo nos miramos con cara de pasmo. -¿Esto es noticia?, pero si hace casi un mes que lo sabemos nosotros. Este Miquel está perdiendo facultades.- Estoy convencido de que los dos pensábamos exactamente lo mismo.
        Después, nos contó todos los pormenores de su novio a distancia, y lo ilusionado que estaba por emprender esta nueva aventura. Mientras comíamos y escuchábamos todas las aventuras y chismorreos de Miquel, me quedé un instante distraído mirando el letrero del BAHIA, ya que lo teníamos enfrente, en el edificio de al otro lado de la calle. Por un momento me acorde de Verónica S3 y me pregunté si le estarían yendo bien las cosas. Cuando volví al mundo de los vivos descubrí que Álvaro le estaba contando a Miquel toda la movida de Klaus, su padre y yo. Mire a mi chico con cara de mala leche y se dio cuenta enseguida de que estaba metiendo la pata. -Increíble, ¿Cómo se le ocurre contarle todo eso a la persona más indiscreta que conocemos?- Pensé.
        Como Miquel no se conformaría con la historia a medias y Álvaro no seguiría hablando mientras yo estuviese delante, educadamente me levanté de la mesa con la excusa de ir a preparar algo de postre. Así, los dejaba solos para que se pusiesen al día. Hice un repaso al frigorífico para ver que podría hacer de postre, tenía pocas alternativas, un yogurt de fresa desnatado, un plátano al que le quedaban pocos días de consistencia homogénea, unos melocotones y un spray de nata montada en el que parecía que quedaba un poquito de contenido. Haría un postre de restos (también llamado macedonia láctica). Pelé el plátano y lo corté a cachitos junto con los melocotones y los rebocé de azúcar y canela, poniéndolos en tres boles después puse un poco de yogurt encima de cada bol y un chorro de nata hasta que se vació el spray. Unas virutas de chocolate por encima y voilà, ya teníamos postre. Esperé un tiempo prudencial y salí con el cava y la macedonia.
        -Entonces, ¿toda esta movida es por el “Japo” que te lígate en diciembre?- Me dijo Miquel al verme aparecer por la puerta de la terraza.
        -La verdad es que sí, no tuve tiempo de contártelo entonces, y después el tema se ha desmadrado muchísimo.- Me disculpé.
        -Entonces todo ese show que habéis tenido en la multinacional… es ¿porque te ligaste al japonés?- Miquel quería toooda la información.
        -Ahí yo no tengo nada que ver. Por lo visto el inspector descubrió todos los chanchullos de la empresa y actuó en consecuencia.- Mientras le decía esto a Miquel,yo miraba a Álvaro en plan “corta ya con esta conversación”. -Yo con el japonés solo follaba.- Y di por zanjadas todas las revelaciones por ese día.
        Decidí que sería mejor cambiar de tema de conversación y le pregunté por Nuria y su embarazo.
        -Pues sí, ya lo ha decidido, tendrá al pequeño mulato.- Dijo Miquel. Desconocía esa faceta suya tan reactiva hacia la gente de color. Y me preguntaba si yo habría bajado en su escala de valores al haber tenido un affaire con un hombre asiático.
        Mientras tomábamos el café, organizamos una cena-barbacoa para el jueves, ya que era imposible realizarla el viernes, pues trabajábamos los dos en el PACHA. Miquel se comprometió a decírselo a Nuria y al resto de habituales.
        A las seis de la tarde, después de que nuestro intruso-invitado se despidiese, Álvaro me propuso algo que me dejó de piedra. -¿Qué te parecería invitar al “Dire” a la barbacoa del jueves?-
        -¿Perdón? ¿Me lo parece o me estas proponiendo de juntar a Klaus en una cena con todas las cotillas de la región después de haberle contado absolutamente todas sus intimidades a la chafardera mayor del reino?- Contesté con un tono muy molesto.
        -Uiiixxch…- Dijo mi novio. -No deberías molestarte tanto por algo que acabarían sabiendo antes o después.-
        Y la verdad es que tenía razón, todo este tema habría acabado saliendo. Era un ingenuo si creía que conseguiría ocultárselo a mis conocidos.
        -Haremos esto: veremos cómo va la cena de hoy con Klaus, y si después nos parece correcto, lo invitamos y lo incluimos en el grupo de amigos.- Aunque tenía muchísimas dudas sobre Klaus. De hecho no sabíamos absolutamente nada de él. No sabíamos ni si estaba soltero o casado. Podría ser que al igual que su padre tuviese familia y estuviese aquí en plan de a ver que cazo… aunque claro, si ese era el caso lo mejor que podría hacer es juntarse con la pandilla de locazas promiscuas que era nuestro grupillo.
        Eran las ocho y ya estábamos a punto de caramelo. Al final nos habíamos decidido por un estilo más bien “casual”, con tejanos, zapatos buenos de piel y un jersey ceñido de cuello alto (el mío negro y el de Álvaro de rayas horizontales en negro, varios tonos de verde y blanco). Vamos, como se decía en esa época: “arreglao pero informal”. Creímos inoportuno el ponernos de abrigo el regalo de nuestro jefe y opté por la cazadora que me regaló Hikaru, mientras mi chico usó una chaqueta de cuero negro con cremallera delante.
        A las ocho y cuarto sonó el timbre de casa. Al abrir la puerta descubrimos que no era Klaus quien llamaba. Ignoro si era intencionado o resultaba ser una extrañísima coincidencia, pero tenía delante de las narices el mismo chofer que se había dedicado a pasearnos al Sr. Yamahaka y a mí por toda la provincia dos meses atrás. Después de presentarse, nos ofreció la puerta del mismo coche de alta gama para que entrásemos. Álvaro estaba alucinando en colores. -Bienvenido a mi mundo.- Le dije con tono burlón. Mientras, el chofer arrancaba y ponía dirección hacia Girona.
        Media hora después llegábamos. Era una de las urbanizaciones de lujo que se construyeron detrás de la zona de la catedral, con unas vistas brutales al centro histórico de la ciudad. El coche entró por un portal metálico y se paró delante de la puerta de una casa unifamiliar de planta baja. El jardín estaba bien cuidado, pero no era espectacular y la casa, a pesar de que no era muy antigua, tendría a lo sumo unos 20 años, se veía un poco dejada, como si hiciese mucho tiempo que nadie vivía en ella. Y allí estábamos, mi chico y yo en la casa de un extraño, esperando a que alguien nos recibiese en la puerta. Como no salía nadie, optamos por llamar al timbre. Al poco nos abrió un Klaus bastante agobiado. -Si nos hubieses dicho que la cena era en tu casa habríamos traído algo de vino.- Le dije riendo.
        -Quería ofreceros una cena típicamente japonesa, pero me ha sido totalmente imposible encontrar todos los ingredientes en ningún supermercado. Para tener la fama que tiene la cocina española os limitáis muchísimo con los productos.- Dijo el japonés disculpándose.
        Al entrar en la casa me llamo mucho la atención el hecho de que no había casi muebles. Solo una enorme televisión, un gran sofá con muchos cojines y una gran alfombra decoraban el inmenso salón. Una caja de madera con una tela encima hacía las veces de mesa de centro. -No quiero saber cómo tiene montada la habitación.- Pensé con malicia.
        El suelo era el típico gres caro que se ponía en los años ochenta, las paredes eran de gotelé y estucado veneciano, la cocina aunque se veía antigua no estaba muy destrozada por el uso. La calefacción funcionaba bien, pues, aunque la sensación era de vacío total, el ambiente era confortablemente cálido e invitaba a sacarse la chaqueta… para ponerla en el suelo. -Lamento el estado de la casa, pero todas mis cosas se hallan en un contenedor en medio del océano Atlántico, hasta dentro de un mes no creo que lleguen.- Se disculpó. -Lo que veis aquí son algunos artículos que me ha proporcionado la empresa para que pueda ir tirando.-
        Nos sacamos la chaqueta dejándola sobre el sofá y lo seguimos hasta la cocina. -He tenido que usar e improvisar cacharros que ni mi abuela había tenido que usar durante la segunda guerra mundial.- Confirmando lo complicado de la preparación de la cena con la que nos iba a obsequiar. Pude observar una bandeja con sashimi y la cocina olía maravillosamente a algo que estaba hirviendo en una olla.
        -¿Podemos ayudarte en algo?- Preguntó Álvaro entre nervioso e intrigado.
        -Me he retrasado un poco, ha sido como cocinar con materiales de la prehistoria.- Nos ofreció una botella de vino blanco y nos pidió que la fuésemos abriendo y sirviendo en unos vasos de nocilla. -Lamento no poder ofreceros copas mejores… pero mis cosas están en mitad del Atlántico.- Empezaba a pensar que ese maldito contenedor del Atlántico sería el único tema de conversación de toda la noche.
        Mientras Álvaro servía el vino, Klaus apartó el sofá y colocó tres cajas más sobre la alfombra, y después puso encima un tablero de madera prensada que tenía apoyado en una de las paredes y lo cubrió con una tela. Acto seguido distribuyó boles y platos siguiendo algún tipo de patrón muy meticuloso. Al final teníamos una mesa baja perfectamente equipada al estilo de las películas orientales.
        Trajo primero la sopa, que la sirvió en el bol más grande. Después puso arroz blanco en otro de los boles, y trajo las bandejas de pescado crudo, pescado a la plancha y una mezcla de salteado que tenía una pinta tremenda. -Es lo que he podido hacer con lo que he encontrado.- Dijo con tono de disculpa.
        -¿Que dices? Si todo tiene una pinta estupenda.- Dijimos los dos a la vez. -Tendrás que guiarnos en todo, no estamos muy acostumbrados a este tipo de cenas.- Añadí yo mientras me acomodaba en la alfombra sobre el cojín que me había ofrecido el anfitrión.
        -Es tradición en mi familia que en las ocasiones especiales se celebre de este modo: una sopa al principio y tres platos de pescado, uno crudo, otro a la plancha y otro mezclado con verduras.- Dijo mientras nos mostraba los platos. Acto seguido cogió el vaso de colorines de nocilla que contenía el vino y nos invitó a seguirlo. Dijo unas palabras en japonés y acabó con un sonoro “Kampai” y bebió un buen trago haciéndonos una señal para que lo siguiésemos. -Lo que he dicho se podría traducir como, “que el vino y la comida nos abran la mente y el espíritu. Salud”.-
        -Creo que el “Kampai” es lo único que he entendido.- Dije bromeando.
        -La sopa la podéis tomar sola o añadiéndole arroz. Id con cuidado porque está muy caliente.- Decidimos imitarle en lo que hacía y con la cuchara de porcelana pusimos un poco de arroz en el bol de la sopa. Verdaderamente las costumbres japonesas eran muy, pero que muy distintas a lo que nos enseñaban aquí de pequeños, porque en mi casa habría sido impensable el tomar la sopa bebiendo directamente del bol. Después empezó la guerra con los palillos japoneses.
        Una vez relajada la tensión existente, regresamos a la conversación que nos quedó pendiente tres semanas atrás.
        -En cuanto a la muñeca de porcelana, no sé qué te habrá comentado el jefe de personal, pero yo en ningún momento he renunciado a ella.- Le dije corrigiéndole la acusación que me lanzó en casa.
        -No lo entiendo, Vanessa me dijo que el presente de Hikaru se quedaba en la empresa.- Dijo confundido.
        -En efecto, se quedara en la fábrica mientras yo esté trabajando allí. El día que la empresa prescinda de mis servicios o yo decida dejar de trabajar en ella la muñeca se irá conmigo.- Le dije mostrándole el documento firmado por Vanessa, ante un Álvaro que intentaba pescar con los palillos un trozo de atún crudo del platito que contenía una mezcla de salsa de soja y especias.
        -Que hija de la gran puta.- Exclamó un Klaus perplejo. -Entonces, el único que ha negociado a su favor has sido tú, ella solo ha aceptado tus condiciones para hacerme creer que yo me salía con la mía.-
        -Son muchos años tratando con este tipo de gente, solo se avienen a cumplir lo comprometido si lo tienen firmado en un papel.- Le dije. -Tal y como te conté, en esta empresa el ser honesto solo trae problemas.- Me relamía por dentro sabiendo que acababa de hundir a Vanessa, mientras, mi chico se volvía loco intentando controlar los palillos.
        -¿Me contaste que Hikaru ha tenido muchísimos problemas a consecuencia de su actuación en el informe que hizo de la factoría?- Le pregunté a Klaus entrando a saco en el meollo de la cuestión.
        -En realidad, desconocía todos los pormenores de lo acontecido. Mi padre siempre fue un ejecutivo muy hábil a la hora de manejar los intereses y a los miembros del Consejo Directivo, me extrañaba muchísimo que les hubiese dado argumentos a ese grupo de hienas para que pudiesen actuar del modo que actuaron sobre él.- En ese momento se levantó y de una bolsa de viaje saco lo que parecía una libreta. -Se negó a recibirme después de lo sucedido, mientras, yo me veía presionado por mi familia a aceptar este trabajo. De algún modo se espera que mi actuación en la dirección del centro sirva para recuperar el honor familiar.-
        -Es muchísima presión, ¿En ningún momento has tenido la idea de romper con todo?- Dije intentando animarlo.
        -Estaba tentado de hacerlo, pero cuando había decidido abandonar Japón y trasladarme a Noruega mi padre me hizo llegar esto. Supongo que es muy evidente que soy mestizo… mi madre era de Noruega.- Dijo mostrándome la libreta escrita con signos japoneses. Yo lo miré sin saber muy bien que decir.
        -En realidad es el diario de mi padre. La mayoría de las notas son de carácter técnico: direcciones importantes, contraseñas de cuentas y cajas privadas de bancos, una relación de todas la modificaciones patrimoniales, alguna referencia a algunos de sus amantes y tú.- Dijo mostrándome que la parte dedicada a la relación que tuvimos ocupaba casi un cuarto de la libreta.
        -Al casarse con mi madre, desobedeciendo las tajantes órdenes de mi abuelo japonés, mi padre, fue apartado del negocio familiar, empezando a trabajar en la filial de la empresa noruega de exportaciones de la que mi abuelo materno era asociado. Esa fue una época feliz, en la que nacimos mi hermana y yo. Cinco años después, el hermano pequeño de Hikaru murió en un accidente de coche, y mi abuelo al quedarse sin heredero, se vio forzado a hacer las paces con su hijo mayor, introduciéndolo en la empresa multinacional.- El rostro de Klaus había palidecido, era evidente que esos recuerdos eran muy dolorosos para él.
        -Mi madre, acostumbrada a vivir en el entorno liberal de Noruega, no soportó el durísimo trato al que son sometidas a las mujeres en Japón y en la familia de su marido en especial. Al poco tiempo entró en una severa depresión, que al sumársele un embarazo muy complicado que acabó en parto prematuro y con la muerte del bebé, se la llevó a la tumba.- Álvaro y yo escuchábamos con mucha atención.
        -Mi padre se quedó destrozado. La muerte de nuestra madre permitió que mis abuelos nos separaran del resto de muestra familia, educándonos a la manera japonesa. Desde ese momento mi padre fue el gran ausente y mi hermana y yo fuimos educados por nuestro severo y rencoroso abuelo.- En todo el tiempo que estuvo hablando, el chico rubio no paró de acariciar la libreta. -Todo lo que sé en este momento de lo que piensa y siente mi padre está escrito en esta libreta, y lo escribió al conocerte a ti. El motivo de aceptar este trabajo, es, entre otras cosas, el conocer a la persona que consiguió que mi padre abriese su alma.-
        El resto de la noche la dedicamos a beber mientras Klaus nos iba traduciendo todo lo que el Sr. Yamahaka escribió y sintió durante nuestra relación. Era su versión, porque sinceramente, esos días yo los viví con muchísima intensidad, pero en ningún momento tuve ninguna revelación existencial.
        Viendo el buen rollito y las confidencias que nos estábamos haciendo, Álvaro, que ya llevaba alguna copa de vino más de la cuenta, lo invitó a la barbacoa que preparábamos para el viernes.
        Acabamos a las dos de la madrugada, con muchísimo alcohol en el cuerpo y regresando con el coche de alta gama hacia casita. -¡Joder! En cuatro horas tendríamos que estar listos para ir a trabajar a la fábrica, otro lunes a base del súper combinado de cafeína. Y mi novio estaba mucho más bebido que yo.-



        Posdata:
        Tal y como decía mi abuelo: Las palabras habladas se las lleva el viento, las palabras escritas y reconocidas con una firma, son el aval de cumplimiento.