viernes, 22 de septiembre de 2017

MEMORIAS DE UNA DRAGG QUEEN DE PUEBLO.10 (Semana Santa, una muñeca de porcelana japonesa y yo mismo) (28 días después)

SEMANA SANTA, UNA MUÑECA DE PORCELANA JAPONESA Y YO MISMO.10 (28 días después)


      Cuatro semanas, ese fue el tiempo que tardó Klaus-Hiro en regresar de Japón después de Semana Santa. El siete de mayo apareció por la empresa como si nunca se hubiese ido. La verdad era que la mayoría de los empleados nos habíamos acostumbrado a que el Sr. Kaneda ejerciese las funciones de director general a todos los efectos, sustituyendo al mestizo japonés rubio. Mientras, yo seguía soñando de vez en cuando con su padre Hikaru, aunque cada vez con menos frecuencia.
        Durante ese tiempo el rumor sobre el supuesto despido del veinte por ciento de la plantilla se convirtió en el único tema de conversación de absolutamente todas las reuniones que se producían en los descansos de producción. Por lo demás, nadie notó ningún cambio en la producción. Todas las cadenas estaban funcionando al cien por cien y no había nada que hiciese pensar que eso iba a cambiar en un futuro próximo. Álvaro seguía languideciendo en su oficina del laboratorio de control de calidad, no se le veía nunca en las zonas comunes de descanso ni en el comedor de empleados. De vez en cuando se le veía caminando solo dirección al edificio de administración. Tenía la sensación de que se había convertido en un ser solitario y huraño.
        Ese día, al llegar a las ocho menos cuarto a la empresa y ver a Klaus entrando en vestíbulo de las oficinas de personal note como si el corazón me diese un vuelco. No sabía muy bien porque, me había quedado muy claro que ese hombre solo sentía una atracción morbosa por mi cuerpo, y que, realmente, por quien sentía algo verdaderamente profundo era por mi expareja Álvaro. Aun así no podía evitar el estremecerme cada vez que lo presentía cerca de mí. Por un momento me obligué a alegrarme por mi examante pelirrojo, aunque se hubiese portado como un verdadero hijo de puta conmigo, también se merecía ser feliz con quien él desease.
        En cuanto a mi segundo trabajo como Dragg Issis en el PACHA, habíamos entrado en esa fase del año que hay entre las vacaciones de Semana Santa y la temporada de verano, que podría definirse como la época de la marmota. Ese periodo se podría calificar como un eterno bucle en el que se entrelazan los fines de semana con las semanas en sí. Cuyo mayor denominador podría ser el tedio. Básicamente era la misma gente yendo siempre a los mismos sitios en espera de que llegase la temporada oficial de verano y el resto de locales de la zona abriesen sus puertas.
        Mi relación con Darío… como explicarlo, era perfecta. Cuando digo perfecta, me refiero a la perfección en si misma: Hablábamos de todo, follábamos como locos, nos lo pasábamos muy bien juntos, trabajábamos juntos. Cuando pasaba más de un día sin verlo, por el motivo que fuese, lo echaba de menos. En realidad sentía que ese chico me quería con locura. Era como si llevásemos juntos toda una vida, vamos, lo que se podría considerar una relación perfecta… Solo por un pequeño detalle: La pasión, bueno, más bien la ausencia de ella.
        Todo con Darío era genial y perfecto, pero nunca había sentido mariposas en el estómago al estar a su lado, ni había habido fuegos artificiales en el sexo, ni había tenido la necesidad enfermiza de estar con él como si nos hubiesen operado y cosido juntos. Era una relación fluida, sin empachos, excesivamente madura para lo que yo estaba acostumbrado hasta ese momento, que se podría definir como relaciones  de desmesurado carácter pasional.
        La verdad era que, me había acostumbrado a la tranquilidad de esa relación y estaba redescubierto lo bien que me sentaba ese sosiego emocional. Había vuelto a pintar y a dibujar comic. Sin duda alguna mi creatividad se multiplica cuando estoy relajado. Mi relación con Darío le estaba proporcionando esa tranquilidad a mi ser y a mi alma. Por un momento me aterraba que el retorno de Klaus-Hiro Yamahaka lo echase absolutamente todo por la borda.
        Aunque la sorpresa que me lleve mientras tomaba el café con las mosqueteras (ah, por cierto, María se nos había unido como una más del grupo) fue el nuevo rumor que circulaba por la empresa. El director general se había casado, y ese era el motivo por el que tardó cuatro semanas en volver a su puesto de trabajo. -¿COMOOO? ¿Qué ese carbón se ha casado con una mujer?- Grité dentro de mi cerebro. -Álvaro no regresó de Japón, lo echaron de allí porque su presencia era de lo más incómoda para alguien que tiene que casarse.- Pensé. -Por eso parecía y se comportaba como un perro apaleado.-
         No hice gimnasia, corrí hacia el laboratorio de control de calidad. Encontré a mi expareja en su oficina. Me lo quedé mirando y por un momento no supe que decirle. Cuando levanto la vista y me vio dijo: -¿Hoy no haces gimnasia?-
        -Oye, me he comportado como un cretino todo este tiempo.- Le dije. -No sé si aún servirá de algo, pero si necesitas hablar con alguien quiero que sepas que aun puedes contar conmigo.- Añadí.
        -Vaya, ya te has enterado, los rumores en esta empresa corren más que la pólvora.- Dijo esbozando media sonrisa.
        Al momento empezaron a llegar los demás compañeros de la sección y mi expareja fingió que yo no estaba allí. Al poco rato, cuando empezamos a organizarnos el trabajo, María me dijo: -Hijo, has quedado completamente en evidencia delante de las demás chicas-
        -¿A qué te refieres?- Dije yo.
        -Ha sido enterarte de que Álvaro está libre y has salido corriendo hacia su departamento.- Dijo con tono burlón. -Hemos hecho apuestas entre nosotras para saber lo que tardaríais en volver a salir juntos.-
        -Dios, ¿dime cuanto me das?- Le dije aguantándome la risa.
        -Yo he apostado a que antes de dos semanas volveréis a estar juntos.- Dijo muy segura de sí misma.
        -Quieres saber un secreto… has perdido.- Le dije riéndome.
        -Ya veremos.- Dijo antes de empezar a chequear uno de los aparatos de un enorme palet que venía de la tercera cadena de montaje. Sin duda alguna María desconocía que yo ya había rehecho mi situación sentimental junto a Darío.
        Llevaríamos casi una hora de trabajo cuando entró nuestro jefe en la sala. -María, podrías dejarnos un momento a solas.- Dijo Álvaro muy serio.
        Mi compañera dejó lo que estaba haciendo y salió tarareando: -Dos semanas, dos semanas… no tardaran ni dos semanas…-
        Cuando quedamos a solas el pelirrojo que tenía delante me miró con cara de odio y me dijo: -No tienes ningún derecho a pretender que sigamos siendo amigos como si nada hubiese pasado en estos meses.-
        -Perdóname por esperar un poco de agradecimiento. Creía que me lo merecía… después de haber renunciado al cargo que ahora tú ostentas para apoyar a mi pareja. Si llego a saber que a la primera oportunidad saldrías corriendo hacia la cama del jefe quizás no habría sido tan generoso.- Dije mostrando mi resentimiento.
        -Vale ya has escupido todo el veneno que estabas guardando para mí. Podrías ignorarme a partir de ahora. Me consta que eso sabes hacerlo de maravilla.- Dijo Álvaro muy molesto.
        -Podría ignorarte… pero no creo que te lo merezcas.- Le dije. -Mírate, cuando estábamos juntos resplandecías, transmitías felicidad por todos los poros de tu piel… y ahora pareces un personaje malísimo de cualquier película de Walt Disney, destilas a tu alrededor un aura de resentimiento y odio.- Añadí. -¿Qué pasó? Te prometió amor eterno, que estaríais siempre juntos y a la primera oportunidad te pegó la patada en el culo y te envió de vuelta para poder casarse con alguien más “conveniente”.-
        -No tienes ni puta idea de nada.- Dijo muy ofendido. -Fuiste el centro del mundo al follar con su padre y todavía sigues convencido de que el mundo gira alrededor de tu culo.-
        -Quizás sí. Puede que estés en lo cierto, Hikaru Yamahaka me hizo creer por un tiempo que era el centro del universo. Ahí te doy toda la razón.- Repliqué. -Pero desde el primer momento fui consciente de lo que me esperaría si seguía a ese hombre a su mundo. Habría sido lo mismo que tenía aquí: un montón de días esperándolo solo en un hotel o un piso. Con el añadido de que en Japón no podría disponer de ninguna de mis amistades, conocidos o familiares.- Álvaro calló, me miraba con rabia mientras apretaba los dientes y los labios, sin duda había acertado de lleno. -Eso fue lo que sucedió ¿verdad? Cuando descubrió que él era el heredero de todo el patrimonio de su padre, todo cambió a su alrededor y te quedaste en un rincón viendo cómo se alejaba de ti.-
        En ese momento Álvaro se derrumbó y me dijo: -Me tuvo cinco días solo en hotel sin saber nada de él, y al sexto me envió a una chica muy amable que me metió en un avión de regreso sin darme ninguna explicación.- En ese momento no sabía si la expresión de rabia de su cara se dirigía a mi o Klaus-Hiro. -Pero ayer, lo primero que hizo al llegar fue invitarme a cenar para disculparse e intentar reconstruir lo nuestro.-
        Al decirme esto me quedé de piedra, como podía alguien ser tan estúpido como mi expareja. -No me lo puedo creer.- Le dije. -No te entiendo, siempre creí que te valorarías muchísimo más a ti mismo. Has aceptado pasar de ser la pareja de ese hombre a ser el amante ocasional.- Añadí.
        -Eso ya es una decisión mía, ¿no crees?- Me dijo con tono desafiante. -Y te agradecería que dejases de meterte donde no te llaman.- Añadió mientras se dirigía hacia la salida. -Por cierto si tienes algo que entregarle al Director General puedes pasarte por su oficina a partir de las cinco de la tarde, tiene mucho trabajo acumulado y tendrá que hacer muchas horas extra.- Dijo antes de salir.
        Al poco rato entró María en la sección y se me quedó mirando con los brazos abiertos y con cara de: -Tío cuéntame que ha pasado.- Mientras, yo, decidí ignorarla.
        Después de pasarse casi dos horas insistiendo, llegué a la conclusión que debía de darle algo de información a mi compañera de trabajo, pues se me estaba haciendo muy agobiante el tener a esa chica taladrándome el cerebro en espera de respuestas. -Habéis perdido todos, no volveré jamás con ese chico.- Fue mi escueta respuesta.
        -Mierda, ha ganado Eugenia.- Dijo María, que se quedó muy decepcionada. -Eugenia afirmó que no veía reconciliación posible.-
        El resto del día pasó exasperadamente lento. Hacía ya tres semanas que llevaba en la mochila de la ropa de recambio, las dos libretas que Hikaru Yamahaka había escondido en el cajón de la base de madera de la urna que contenía la muñeca de porcelana. Por fin podría entregarlas a su verdadero destinatario.
        A las cinco de la tarde, después de fichar a la salida de la jornada laboral, subí a los vestuarios y me cambié el uniforme gris de la empresa por unos tejanos y una camiseta de manga larga. Me cercioré de que las dos libretas seguían en el bolsillo interno de la mochila y después de aplicarme un buen chorro de Esencia de Loewe, me dirigí con decisión hacia la oficina de administración.
        La chica de la recepción estaba recogiendo sus cosas para irse. -¿Qué deseas?- Me preguntó al verme.
        -Tengo que entregarle un paquete al Sr. Klaus Yamahaka.- Dije consciente de que en ese momento yo era un empleado raso que pedía audiencia con el jefe supremo.
        -En este momento está reunido, tiene para más de media hora. Si quieres puedes dejar el paquete aquí y se lo entregaremos mañana.- Dijo muy amablemente la chica.
        -Esperaré, tengo que entregarlo personalmente.- Dije sin ser consciente de lo teatrero que sonaba lo que acababa de decir.
        La recepcionista me hizo subir a la antesala de las oficinas de dirección y me invitó a esperar sentado en alguno de los cómodos sofás que decoraban la estancia. Desde allí se oía a gente discutiendo en ingles desde el interior de la sala de reuniones. Decidí ignorarlos y me centre en admirar la muñeca de porcelana que lucía esplendida en su urna de madera y cristal. Después de estarme unos cinco minutos con la mirada difusa sobre la Dragg Queen reproducida en cerámica que tenía enfrente, un terrible pensamiento me vino a la mente: -Sería posible que… Si en efecto, las dos muñecas eran idénticas, y si la que acabó en mi casa, que inicialmente estaba destinada a Klaus-Hiro, contenía las dos libretas… sería posible que la muñeca que, con tanto empeño el Sr. Hikaru Yamahaka quería hacerme llegar, contuviese algún tipo de mensaje para mí en su interior.- Tenia que comprobarlo. Me levante de golpe y me acerqué, buscando el mismo resorte que abría el cajón en la urna de mi casa. Al tirar de la misma perla que sobresalía un poco más que el resto, un resorte hizo -¡CLAC!- y se abrió el cajón lateral.
        Mi corazón latía a mil por hora, miré en su interior y pude ver un sobre muy voluminoso en su interior. Escruté alrededor para ver si había alguien observándome y de un golpe cogí el sobre y lo guarde dentro de la mochila. En ese momento se abrió la puerta de la sala de reuniones y varios directivos y jefes de sección empezaron a desfilar delante de mí, mientras, discretamente yo volvía a cerrar el cajón de la base de la urna.
        Klaus-Hiro salió el último, mirándome sorprendido. -Vaya, no te esperaba aquí.- Dijo.
        -Si es un mal momento puedo venir en otra ocasión.- Le dije, deseando que me dijese que volviera otro día, pues la tensión que acababa de acumular me estaba volviendo loco.
        -No, tranquilo. Despido a estos señores y te atiendo enseguida.- Dijo con un tono muy amable. A los cinco minutos regresó y me hizo pasar a su despacho.
        -Supongo que ya te habrás enterado de que me he casado.- Dijo Klaus presumiendo.
        -Sí, supongo que se tratará de una obligación vinculada al hecho de que hayas heredado todo el patrimonio de tu padre y ahora seas uno de los hombres fuertes de la multinacional.- Dije con tono condescendiente.
        -Un momento. ¿Tu como sabes todo eso?- Dijo muy sorprendido el mestizo rubio. -No he contado esa información a nadie de aquí.- Añadió.
        -Me lo ha contado tu padre.- Dije ante la cara de estupefacción del Director General, mientras sacaba las dos libretas de la mochila, ocultando el voluminoso sobre con la ropa de trabajo. -Encontré esto dentro de la muñeca de porcelana que trajiste a casa. Son de tu padre para ti. Una libreta está escrita en japonés y la otra en inglés. Lo siento he leído la que podía entender.- Klaus-Hiro extendió su brazo sin terminar de atreverse a coger las libretas.
        -Bueno, yo ya he cumplido con lo que tu padre esperaba que hiciese.- Dije mientras me levantaba de la mesa y me dirigía hacia la puerta. -Por cierto, no le hagas daño a Álvaro. Él te quiere más que a sí mismo, y por eso aceptará lo inaceptable para estar cerca de ti. Piensa en ello si es que deseas mantenerlo cerca de ti.-
        Salí de la oficina de administración a toda prisa. Quería irme lo más lejos posible de allí para poder descubrir que contenía el botín que me había llevado del interior del cajón de la urna de la muñeca japonesa de porcelana. Después de conducir varios kilómetros me metí en un camino rural y a varios metros de la carretera paré el coche. Respiré profundamente y abrí la mochila, sacando el paquete que había encontrado en el cajón. Las manos me temblaban, de hecho todo yo temblaba como un flan. Apreté fuertemente los puños contra el pecho y grité fuertemente, esperaba liberar así todos los nervios y toda la tensión que había acumulado en la última media hora. Un minuto después, más relajado abrí el paquete.
        En su interior habían otros dos paquetes más pequeños y una carta que tenía escrito en inglés en una de sus caras: De Hikaru para mi Bello Artista Querido. -Mierda, nunca se aprendió mi nombre.- Pensé.
        Después de ojear la carta, empecé a abrir los dos paquetes y flipé en colores. En el paquete más grande había dos enormes tacos de unos cuatro centímetros de grosor de billetes de cien dólares americanos. Asustadísimo, guardé todo ese dinero dentro de la mochila y volví a la carretera para llegar cuanto antes a casa y esconder todo ese pastizal debajo de la baldosa que usaba de caja fuerte.

        Posdata:
        Siempre he pensado que los muertos intentan comunicarse de algún modo con las personas que conocieron en vida. Resulta alucinante cuando descubres que eso puede ser posible.



viernes, 8 de septiembre de 2017

MEMORIAS DE UNA DRAGG QUEEN DE PUEBLO (Fragmentos del diario de un directivo japonés)

FRAGMENTOS DEL DIARIO DE UN DIRECTIVO JAPONES.2


        19-12-1994.- Han pasado dos horas desde que me he despedido definitivamente de mi amante. Una sensación de pérdida profunda recorre todo mi cuerpo. Necesito esforzarme para convencerme de que he tomado la decisión correcta permitiendo que ese joven se aleje de mí. Ya no hay vuelta atrás, en pocas horas descubrirá el dinero y la nota y lo habré perdido para siempre.
        He pedido a la recepción del hotel un coche para que me desplace hasta el aeropuerto de Barcelona. Mientras espero al coche, he realizado una conferencia telefónica con mi hombre de confianza en Japón. Dispongo de poco tiempo y hay muchísimo trabajo por organizar. Tengo la esperanza que, mientras viajo de vuelta, mi equipo de empleados fieles pueda preparar todo lo que les he encargado.
        9.00 am.- De camino a Barcelona repaso en mi cámara digital todas las fotos que nos hemos hecho mi joven amante y yo durante estos días. La pequeña pantalla me trae recuerdos que no deseo olvidar. Decido que haré imprimir esas fotos para poder recordarlas siempre. Al guardar la cámara descubro la ciudad nuevamente y me viene a la memoria otra vez nuestra aventura por la noche de Barcelona, me doy cuenta que estoy sentado en el mismo sitio donde le hice el amor a nuestro regreso. Al acariciar la tapicería me percato de que una maldita lágrima está a punto de aflorar y decido, sabiamente, cerrar el compartimiento opaco que me separa del conductor.
        11.45 am.- Una vez en el aeropuerto, después de darle una buena propina al conductor por su excelente servicio de estos últimos días, me reúno con el resto de mi equipo de inspección. Prescindo de contarles absolutamente nada de mi descubrimiento. No deseo que intenten persuadirme para que mantenga el informe tal y como lo he enviado al Consejo de Dirección de la Casa Madre en Japón. Sin duda alguna este hecho les afectará de manera muy negativa a ellos y a su carrera.
        El viaje de vuelta en avión ha transcurrido entre comentarios jocosos y poco apropiados. He permitido que se rían de mí y de mi ausencia haciéndoles creer que tenía una muy buena amante en la zona. Veinte horas después, ya en el Aeropuerto internacional de Narita, me he despedido de ellos y me he reunido con Anake Kudo, mi hombre de máxima confianza en la empresa. Kudo ha realizado para mí la mayor parte de las investigaciones empresariales en mis negocios.
        Le explico la situación en la que me encuentro y le encargo que viaje a España y recabe la mayor cantidad de información posible sobre las empresas que producen para nuestra filial en la zona. Asimismo le encargo que investigue a todos los directivos españoles y todos los movimientos de capital de la empresa no autorizados. Con la orden explicita de que, en el momento en que descubra cualquier delito, lo denuncie a las autoridades locales.
        21-12-1994.- Me siento abatido. Me doy cuenta de que estoy sustituyendo mi desolación por la pérdida de mi amante por la ira, el odio y el deseo de venganza hacia aquellos que me han utilizado.
        El conductor del coche oficial de la empresa me ha llevado hasta mi piso del distrito de Fukama. Al entrar he tenido la sensación de que era enorme, muchísimo más grande de lo que recordaba que era. He tenido la sensación de que entraba en un enorme mausoleo de mármol, en el que se entierran todas las vanidades del mundo.
        Sentado frente a la ciudad, el wiski de doce años que me estoy tomando no consigue sacarme del profundo pozo de desasosiego en el que me estoy hundiendo.
        22-12-1994.- Son las cinco de la madrugada y no consigo coger el sueño. Llevo veintisiete horas sin dormir. No me he preocupado de recoger las pastillas contra el insomnio con la receta que me hizo el Doctor Ukemawa. Aprovecho el tiempo y empiezo a preparar mi segundo informe. No tendré piedad.
        10.00 am.- El Doctor Ukemawa se ha desplazado personalmente a mi piso. Trae muy malas noticias. Las molestias que había notado los últimos años en el abdomen no se debían, tal y como yo había creído desde el principio, a los gases producidos por una mala dieta y demasiado alcohol. Las pruebas que me realizó antes de mi viaje a España revelan un enorme tumor cancerígeno localizado en el hígado. El cáncer está muy extendido, afectando ya a los pulmones y a gran parte de la cavidad abdominal. Por lo que parece este tipo de cáncer es muy agresivo y no empieza a dar síntomas hasta que ya es demasiado tarde para realizar cualquier tipo de tratamiento efectivo. Desde su punto de vista solo puede ofrecerme tratamientos paliativos. Aunque me propone una segunda opinión del mejor oncólogo del Japón. -¿Para qué?- No estoy dispuesto a servir de cobaya para nuevos medicamentos de los laboratorios. Prefiero aprovechar el poco tiempo que me queda de autonomía para quedar en paz con mi alma y mis recuerdos.
        28-12 1994.- Los informes de mi agente en España me confirman toda la información que me entregó mi joven amante artista. He pedido una reunión especial de urgencia del consejo ejecutivo de la casa madre para el día veintinueve de diciembre. Quiero exponerles mis conclusiones en un informe definitivo que incluirá todas las irregularidades que Anake Kudo ha encontrado y denunciado a las autoridades. Esta tarde enviare dicho informe a todos los miembros del consejo para que no tengan opciones y tengan que actuar en consecuencia.
        29-12-1994.- Tal y como me esperaba los miembros del comité han aprovechado mi muestra de debilidad para desposeerme de todo control sobre el consejo de administración. Ya no me importa, mi último movimiento les coaccionará a hacer todos los cambios en la filial española que yo he propuesto. Además, aunque no quieran hacerlo, mi investigador en la zona ya ha puesto en marcha la cadena de denuncias con las autoridades locales por lo que el escándalo que se generará en la prensa les obligara a tomar decisiones al respecto.
        30-12-1994.- hoy me han comunicado de manera oficial lo que ya sabía desde hacía dos días: me han relevado de cargo directivo a cargo de vocal en el consejo (sin voz, que ironía). Como muestra de respeto me han permitido mantener mi propia oficina a cargo de los presupuestos de la empresa… Esos estúpidos creen que no he estado al tanto durante todos estos años de que tenían sobornado o chantajeado a todos y cada uno de los empleados que estaban a mi cargo. Desde mi oficina han recibido siempre la información que a mí me ha interesado que recibiesen. Solo confió plenamente en Anake Kudo y tres colaboradores más, que, discretamente, y desproporcionadamente bien remunerados, han realizado fielmente todos los encargos que les he requerido, sin preguntas ni objeciones.
        El resto de la mañana la he dedicado a despedirme de los pocos empleados de los que, sé a ciencia cierta que he disfrutado de su total fidelidad y dedicación en estos últimos años.
        No soporto mi piso de Tokio, es un símbolo que me recuerda continuamente lo moralmente bajo que he tenido que caer para poder estar siempre en lo más alto de la escala social de este país. Lo he preparado todo para trasladarme a la casa familiar de Kioto. Allí tengo los peores recuerdos de mi infancia. Espero poder olvidarlos y transformar esa casa en el retiro de paz y tranquilidad que necesito.
        He informado al servicio de mi cambio de residencia. A la mayoría de mis empleados domésticos no les supone ningún contratiempo acompañarme a Kioto. El resto del servicio que no puede acompañarme le he propuesto que se dediquen al mantenimiento de mis propiedades en Fukada.
        Por la tarde me he trasladado a Kioto. Me he llevado una grata sorpresa cuando he descubierto que la empresa de limpieza ha hecho un excelente trabajo. La casa no parece que lleve seis años cerrada. Los vecinos, la familia Hukame, han cuidado del jardín de la casa con muchísimo amor y dedicación.
        Los Hukame son una familia de ceramistas con muchísimas generaciones de tradición en su haber. Después de hablar con Akira, el patriarca y maestro artesano, le he encargado dos muñecas tradicionales de bailarina “Shirabyōshi” ataviadas con la indumentaria que llevaba mi joven artista el día que lo conocí. Después de explicarle lo excepcional de la situación en la que me encuentro, se ha comprometido a servírmelas en una semana.
        3-1-1995.- Después del descalabro que ha supuesto en la familia mi caída en desgracia en la empresa. Me han informado de que mi madre, mi hija y sobretodo mi yerno, están presionando a mi hijo para que acepte la dirección de la empresa filial española y así intentar recobrar el honor familiar, que, por lo que parece yo he destruido.
        Tengo la necesidad de hacer comprender a mi hijo el porqué de las decisiones que he tomado. Le he hecho llegar a modo de testamento vital mi dietario con todas las direcciones, teléfonos y códigos de seguridad que necesitará para poder heredarme. En ese dietario expongo de manera muy personal todos los pensamientos, sensaciones y sentimientos que me han invadido en los últimos años hasta  mi regreso de España.
        5-1-1995.- Me han confirmado que mi hijo ha aceptado el trabajo en España. Me alegro por él. Sé qué hará un muy buen trabajo. Lo he dejado todo a punto para que Klaus-Hiro recoja fácilmente el fruto de mi trabajo en las reformas en esa factoría.
        7-1-1995.- El maestro Akira Hukame ha cumplido el plazo prometido, las piezas de porcelana son de una exquisita perfección y el trabajo de bordado que han realizado en el kimono es sublime. He colocado una de las muñecas en un lugar especial en el porche. Recibe una luz indirecta durante todo el día y la he rodeado con los doce bonsáis que he cuidado con esmero durante los últimos veinticinco años.
        Todos a mi alrededor creen que he hecho un altar a alguna diosa extraña. Son incapaces de comprender que tan solo deseo descansar rodeado de mis mejores recuerdos.
        Por la tarde he recibido la visita de mi hijo. No he podido mirarlo a la cara. Sé que me estoy muriendo y desearía su perdón, aunque soy consciente de que no me lo merezco. He sido un mal padre. Cuando más me necesitaba mi hijo, lo abandoné en las manos de mi padre, un hombre amargado y maltratador que sin duda lo habrá traumatizado para toda la vida. Me refugié en mi trabajo y en mis amantes. Intentando olvidar que yo era el responsable del bienestar de mi hijo y convenciéndome de que su sitio estaba junto a mis padres. -¡NO! No me merezco su perdón.-
        Incluso con mi joven artista he acabado siendo una absoluta decepción. En vez de tratarlo como un chapero tenía que haber tenido el valor suficiente como para proponerle que me acompañase… aunque ¿Para qué?, para acabar siendo el cuidador de un moribundo… no, en este caso estoy convencido de que hice lo correcto, o más bien lo más conveniente teniendo en cuenta las circunstancias.
        He dado órdenes de que le entreguen a mi hijo la copia de la muñeca de porcelana, para que cuando se desplace a España se la haga llegar a mi joven artista. Quizás si mi amante ve que aún lo recuerdo con cariño, me perdonará por lo mal que me porté con él al final.
        12-2-1995.- Estoy en paz. He hecho venir a mis abogados para rehacer mi testamento. Después de resolver todos mis asuntos legales, he puesto todas mis acciones de la empresa a nombre de Klaus-Hiro y he modificado mi testamento para que él sea mi heredero universal. Mi hijo será mi sucesor. Ignoro si está preparado para tanta responsabilidad. Durante mucho tiempo y de un modo muy discreto, lo he estado preparado todo para que él vaya accediendo a todos los puestos directivos de manera progresiva. Espero que el sobrecargo de responsabilidades al que va a ser expuesto no acabe por sobrepasarlo. Tengo la esperanza de estar poniendo a su alcance las herramientas que le permitirán poner a raya al nido de hienas que es el consejo directivo de la empresa madre.
        20-2-1995.- Esta será mi última entrada. El Doctor Ukemawa me ha confirmado que todos los órganos de mi cuerpo están afectados de algún modo por el cáncer, para poder aguantar el dolor han decidido sedarme, así que ya no podré seguir escribiendo. Ya me ha visitado el sacerdote para que me guie en el camino hacia el más allá.


        Me despido del mundo. Sé que pude hacerlo mucho mejor, aunque, lo hice lo mejor que pude.

        La libreta que está adjunta a esta, complementa el dietario que te hice llegar hace unos días. En ella encontrarás información sensible de absolutamente todos los directivos de la compañía, úsala con sabiduría, te va a hacer falta. También hay una relación de los empleados y personas próximas a la familia en quienes puedes confiar, como puedes localizarlos y usarlos en tu beneficio.