miércoles, 27 de marzo de 2024

MEMORIAS DE UNA DRAGG QUEEN DE PUEBLO (Semana Santa, una muñeca de porcelana japonesa y yo mismo.2-Herencias y barbacoas)

SEMANA SANTA, UNA MUÑECA DE PORCELANA JAPONESA Y YO MISMO.2 (Herencias y barbacoas)


        Mientras observaba como las brasas de la barbacoa iban pasando del negro a un rojizo blanquecino, me venían a la memoria todos los momentos que pase con Hikaru Yamahaka. Tenía la sensación de que había transcurrido una eternidad desde esos maravillosos días que pasamos juntos, pero en realidad, tan solo habían pasado unos cuatro meses. El conocer su repentina muerte, hacía que me preguntase si las atenciones que me dedicó eran el resultado de la toma de consciencia de su propia mortalidad o por el contrario, yo había sido el detonante que produjo los cambios profundos en su personalidad que se intuían al leer su diario y que el cáncer de hígado frustró.
        Como las brasas ya estaban a punto, entré en la cocina a por las costillas de cordero aliñadas para ir poniéndolas sobre la parrilla de la barbacoa. Klaus había desempaquetado la muñeca de porcelana, lucia maravillosa dentro de la urna de madera y cristal que la protegía. Me llamó la atención el precioso bordado en tres tonos de azul celeste que tenía el kimono de seda. -Es preciosa.- Dije sin poder contenerme, mientras sostenía el bol con la carne dentro.
        Mientras asaba la carne, mi invitado salió con dos copas de vino blanco en la mano. Yo ya llevaba tres wiskis en el cuerpo y sinceramente no deseaba perder el control a la segunda copa de vino, así que cuando me propuso un brindis por su padre solo le di un sorbito al contenido de la copa. En diez minutos la carne ya estaba lista. El japonés rubio había terminado de hacer la misma ensalada que se quedó a medio hacer la última vez que coincidimos en ese comedor. Con la mesa montada, procedimos a empezar a almorzar. -Espero que hoy no tendremos que volver a salir corriendo al hospital como la última vez, ¿verdad?- Dijo Klaus con tono burlón.
        -No te preocupes, aquí en casa siempre tengo antihistamínicos.- Dije con tono tranquilizador.
        Saqué el pan de la tostadora y procedí a frotarle un ajo y medio tomate, aliñándolo con sal y aceite. Mi invitado me miraba fascinado. -¿Qué es eso que acabas de hacer?- Preguntó extrañado cuando le di el primer mordisco a la rebanada de pan tostado con tomate.
        -¿Esto?... Pan con tomate.- Contesté, sorprendido de su curiosidad. -¿No has comido nunca?- Le dije ofreciéndole mi rebanada para que le diese un mordisco.
        -Es… Es curioso, está muy bueno.- Dijo sorprendido. -Enséñame como se prepara.- Y después de eso me vi dándole al mestizo japonés un cursillo intensivo de cómo se prepara el “pa amb tomata” catalán.
        Después de eso la conversación fue muy fluida, me contó los pormenores del funeral de Hikaru, y las ceremonias asociadas al rito sintoísta, todo lo relacionado con el color blanco para el luto, la elección del día propicio para la incineración, el altar que se puso con imágenes suyas en la oficina central donde los empleados encendían barritas de incienso. -Bueno, en realidad sus cenizas están en el altar familiar de la casa de Kioto junto con las del resto de la familia, solo le he encendido incienso una vez.- Se lamentó.
        -Me parece entender que las tradiciones son muy importantes para ti.- Le dije.
        -Nuestra religión se basa en el respeto a los antepasados y a las divinidades ancestrales. Yo soy lo que he aprendido de lo que mis antepasados me transmitieron.- Me dijo muy serio. -Pero esa filosofía está en pleno conflicto con lo que aprendí de la familia de mi madre, que eran cristianos protestantes.-
        -Vaya… eso sí que es un gran conflicto. Filosofía pagana contra integrismo cristiano.- Le dije en plan irónico. -Yo en ese tema no tengo excesivos conflictos. Mis padres son agnósticos de ascendencia católica romana y mi filosofía está más cerca del budismo que del mundo cristiano.- Añadí mientras tomaba otro sorbo de vino. Klaus también bebió. La verdad era que toda la parrafada anterior no habría sido posible sin tener la cantidad necesaria de alcohol en la sangre. Era evidente que el motivo por el que estaba en mi casa el director general de la fábrica, no era precisamente el traerme la muñeca de porcelana y hablarme de la muerte de mi ex amante. Eso solo había sido una excusa para poder volver a entrar en mi casa. Y eso lo deducía porque no habíamos parado de tontear con la mirada como si fuésemos dos adolescentes.
        Me había convencido a mí mismo de que esa tarde volvería a hacer el amor con Klaus. Así, que si quería que eso sucediese, tendría que esmerarme mucho más en las conversaciones de lo que estaba haciendo. El coqueteo de miraditas parecía que no nos llevaba a ninguna parte, llegué a la conclusión de que debía ir un paso más adelante: una mirada de deseo fijamente a sus ojos podría ser el detonante que nos podría en marcha. Él enseguida se dio cuenta de por dónde iba. -Así, ¿tan fácil?- Me dijo cortándome el rollo de golpe.
        -Yo de ti, si es que me deseas, aprovecharía ahora que me tienes a tiro.- Le dije un poco molesto. -Ya sabes que en condiciones normales soy muy arisco contigo.- Y sin dudarlo dos veces me besó en los labios.
        El beso estuvo bien. Pero me quede frio. No sé si fue porque estaba resentido por haber provocado mi ruptura con Álvaro, por todo lo que había sucedido en los últimos meses o porque hacia escasamente menos de doce horas que había tenido dos orgasmos con un menor de edad llamado Darío. La cuestión fue que me sorprendí a mí mismo entregándome de nuevo a un hombre que me volvía loco, pero, sin sentir ninguna pasión y muy escaso deseo. Obviamente a los veinte minutos de dejarme hacer en la cama como si fuese un objeto, mi amante se plantó y muy molesto me dijo: -¿Qué pasa? ¿Dónde está el chico apasionado y excitado con el que hice el amor hace dos meses?-
        -No se… no entiendo lo que me está pasando. Bueno…sí que lo entiendo… creo que a ese chico que conociste hace dos meses os lo habéis cargado entre tú y Álvaro.- Le dije cubriéndome con las sabanas, en un acto que demostraba a la vez pudor, incomodidad y vergüenza.
        -¿Porque tiene que ser todo tan complicado contigo? Solo es sexo, y el sexo es divertido.- Dijo molesto.
        -No lo quieres entender. Yo solo disfruto del sexo cuando mi pareja me da confianza. Hikaru me demostró desde el primer momento que podía confiar plenamente en él, lo mismo que me pasó con Álvaro… pero tú… tú te mueves en un mundo donde no me dejas claro absolutamente nada, esperas que confíe plenamente en ti pero ni me ofreces amistad ni te comprometes, solo te paseas a mi alrededor intentando deslumbrarme con cosas que no me interesan, con la esperanza de que si estoy lo suficientemente borracho podrás tenerme de nuevo… y yo no funciono así.- Confesé, dándome cuenta al instante de que acababa de cagarla mencionando a Hikaru en pleno acto sexual, y más aun dándole a entender que su padre era mejor amante que él.
        -¿Que tengo que hacer para que confíes en mí?- Me dijo desesperado.
        -Hace dos meses habría sido suficiente con que me sonrieras. Ahora tienes que convencerme de que estoy equivocado con todo lo que pienso de ti. Te deseo… te deseo con locura, pero me es imposible entregarme por completo a alguien que no me haya demostrado que se merece mi confianza.- Y así es como un servidor le abrió su corazón por enésima vez a la persona equivocada.
        Klaus se levantó de la cama y empezó a vestirse. Mientras, yo lo miraba con cara de sorprendido. -¿Que mierda estaba pasando?- Pensé. -¿Qué he dicho que lo haya jodido todo?-
        Cuando se hubo terminado de vestir se me quedó mirando y me dijo: -Lo siento, no puedo darte lo que quieres. Ya he elegido una pareja. Creía que me sería posible descubrir en ti la pasión que encontró mi padre. Pero en este momento no puedo ofrecerte lo que me pides.- Acto seguido recogió sus cosas y se fue de casa.
        No me lo podía creer. Acababa de abrirle mi alma a ese hombre y resulta que estaba enamorado de Álvaro. Y yo… yo solo era un reto que se había marcado para sentirse superior a su padre. Hikaru, para poder dejarme, decidió tratarme como un chapero, para asegurarse de que la relación que habíamos tenido quedaba finiquitada para siempre. Pero Klaus… Klaus me había visto desde el primer momento como un reto, un objeto al que tenía derecho por herencia o transmisión patrimonial, además tenía el manual de uso y disfrute escrito por su padre en forma de diario. Decepcionado y muy asqueado por la situación que acababa de vivir, me metí en la ducha para intentar sentirme menos sucio de lo que me estaba sintiendo en ese momento.
        Mientras que, entre Hikaru y yo solo había habido un encuentro casual entre dos personas que estaban solas, que derivó en una historia pasional, la intromisión de su hijo en mi relación con Álvaro fue tan forzada y destructiva, que desde el principio sentí muchos recelos hacia el hecho de relacionarme con Klaus, provocando que este acabase intimando con mi expareja.
        Lo peor de todo era que, al comportarme como soy yo mismo, acababa de fortalecer y solidificar la relación de mi expareja con Klaus. Justo lo contrario de lo que había pretendido desde el momento en que decidí entrometerme entre ellos dos. Y aun así, me sentía utilizado, asqueado y muy abochornado por lo que había sucedido después del almuerzo.
        A las siete llegó Darío a casa, con la excusa de ayudarme con el tema de la elección del modelito de esa noche para Dragg Issis. Me encontró aun dentro de la bañera, en posición fetal y maldiciendo a Álvaro y al mestizo rubio. Mientras me revolvía en mi propia ignominia, me di cuenta de que el japonés rubio desde el primer momento solo había buscado en mí aquello que había sido tan especial para su padre.
        -Vaya… por lo que parece la reunión con tu jefe ha ido muy mal.- Dijo Darío al verme tan abatido.
        -¿Mal?... ha ido peor.- Le dije.
        -¡Hala! Que pasada.- Dijo Darío al ver la muñeca de porcelana. -¿Eres tú?- Preguntó extrañado.
        -Sí, es un regalo de un admirador japonés.- Dije sin dar excesivas explicaciones.
        -Pues con la cara de aflicción que me llevas, cualquiera diría que el admirador se ha muerto.- Dijo haciendo broma, mientras yo me quedaba de piedra.
        -Pues es exactamente lo que ha pasado.- Dije un poco cortante.
        -Mierda, perdona no quería parecer irreverente. Lo siento mucho.- Darío se había quedado completamente descolocado pidiéndome perdón por haber rascado en la costra de la herida de manera inconsciente.
        -No te preocupes, al enterarme he tenido un arrebato de rabia y tristeza, pero ya me estoy reponiendo.- No sé si sonaba convincente, pero era lo que se me ocurrió para no dar la impresión de lo que realmente me estaba sucediendo.
        Decidí que, como homenaje póstumo a Hikaru Yamahaka, esa noche usaría la indumentaria que llevé la noche que me conoció.
        Era sábado, vigilia del domingo de Ramos y esa noche empezaría a trabajar en el PACHA la nueva Dragg Queen. A las nueve, el Sr. Roure me presentó a Juan, más conocido como Dragg Essencia. Parecía agradable, el chaval tendría unos veintisiete años y parecía un poco cortado y contrariado por el hecho de haberle elegido a él cuando era evidente que había candidatos con mucha más calidad artística y escénica.
        Le ofrecí el vestidor que usaba Verónica S3, cosa que le pareció genial, pues era el más nuevo de los tres que había en el camerino. -Procuramos que el ambiente de trabajo sea lo más agradable posible, si necesitas algo pídelo e intentaremos entre todos conseguírtelo.- Le dije en plan conciliador y de buen rollito mientras empezábamos a maquillarnos. Juan miraba y escuchaba mientras se iba maquillando. No dijo ni pio. Era muy bueno maquillándose y usaba ropa de calidad hecha a medida con muchas plumas y flecos, atlético y con un cuerpo bien proporcionado, mediría un metro y setenta cinco centímetros. Me llamó mucho la atención el hecho de que se sujetaba los genitales entre las piernas del mismo modo que lo hacía Julio para poder ponerse la lencería de travesti. -Mhhh.- Pensé. -Espero que a este no le dé también por hormonarse.-
        Darío me ayudó con los postizos de lana para crear una especie de moño a lo japonesa que quedó genial.
        Durante el recorrido promocional, Dragg Essencia repartió muchísimas invitaciones, sobre todo teniendo en cuenta que la competencia era muy dura, pues cada diez metros había un chico o chica repartiendo tarjetas de invitación del ATENA’S (no entendía el porqué de las invitaciones, pues la entrada era libre con consumición mínima). Después de cenar, en el recorrido de los Pubs descubrimos que con esas invitaciones tenían derecho a un chupito tras la primera copa. Por lo que parecía la empresa de la competencia estaba dispuesta a luchar por todos derroteros posibles.
        Ya en la discoteca, Juan me dejo flipando con su actuación del “Supernatural” de Mónica Naranjo. En mitad de la actuación la Dragg se quedaba vestida con un mono de cuerpo entero ajustado de color plateado y con una melena en plan cola de caballo bicolor. Se movía como un bailarín de danza moderna sobre unas plataformas de unos veinte centímetros con tacón de aguja. No tengo ni idea de cómo se puso los postizos y rellenos, porque con una prenda tan ajustada ni se le notaba la polla, ni el relleno de las caderas y los pechos se le movían como si fuesen originales. Al verlo actuar me alegre de haberlo elegido para que el Sr. Roure lo contratase. No nos solapábamos, todo lo contrario, nos complementábamos como espectáculo. Yo seguía siendo la petarda y ella era toda una estrella.
        Antes de cerrar el propietario nos comunicó que a partir de ese día los sábados tan solo habría un striptease, dando protagonismo a nuestras actuaciones. Daba la sensación de que quería limitar los desnudos masculinos a la noche de los viernes.
        A las seis y media nos reunimos todos en el bar Paco, y por primera vez pude escuchar la voz de Juan. Contrastaba mucho ese cuerpo fuerte y atlético de bailarín vestido de modo muy heterosexual, con una voz finita y tremendamente gay.  Lo había venido a recoger su novio de los últimos cuatro años, Ramón, un señor mayor que conocía de mi época de camarero en un local gay. Allí todos los clientes lo llamaban “la farmacéutica mamona”, por lo visto eran famosas sus felaciones en el cuarto oscuro sin dentadura postiza. Hacían una extraña pareja, pero se les veía felices juntos.
        Ramón me reconoció y se interesó por mi vida, sorprendido del salto cualitativo que había hecho al pasar de camarero a Dragg Queen. Supongo que Darío se sintió amenazado por el interés que demostraba hacia mí el novio de Juan, pues esa noche se me pegó como una lapa, marcando territorio constantemente. Si alguno de los compañeros no tenía claro que el camarero mariquita y yo nos habíamos liado, esa noche se le disiparon absolutamente todas las dudas.
        A las siete y media, ya en casa, intenté hacer el amor con Darío, pero tenía la cabeza en otra parte y continuamente me venían a la mente imágenes de Hikaru, la muñeca de porcelana y Klaus, cortándoseme el rollo cada dos por tres. Mi amante tuvo que contentarse con una mamadita acabada con paja, porque lo que era yo, al final no conseguía que la polla se me levantara. Me dormí abrazado a mi joven amante haciendo la cuchara.
        Yo no sé si los espíritus o fantasmas existen, pero a partir de esa noche soñé muchas veces con el Sr. Yamahaka, hasta el punto de que llegué a creer que verdaderamente el alma del japonés estaba dentro de la maldita muñeca de porcelana.


        Posdata:
        Siempre nos quejamos de lo mal que hemos jugado unas cartas que jamás tuvimos.


        Imagen: Eriko Stark



1 comentario:

  1. El Sobreviviré de Mónica Naranjo se lanzó en el año 2000 no tiene sentido que Drag Essencia hiciera un play back de esa canción, si el relato está ambientado en 1995.

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